Saturday, June 8, 2013

Releyendo. Otra vez.

Intenté releerme. Sentí muchas cosas. Desde la más grande sorpresa, hasta una punzada de dolor. Eduardo es un amor que permanece a pesar de los años, pero definitivamente cambió. Ese amor cambió. En mi vida será siempre muy importante porque me abrió las puerteas a una realidad que yo sospechaba, pero no había llevado a cabo en la práctica, la posibilidad de dos o más relaciones a la vez. Hoy siento vergüenza de cómo me traicioné a mi misma por él. Traicioné mis principios feministas, mis posturas más radicales y me dejé envolver en mi fantasía Hollywood/Televisa. Pero también releerme me hace darme cuenta de que fui fuerte, muy fuerte, la más fuerte del mundo cuando finalmente, en contra de mis sentimientos, lo dejé.
No voy a mentir, seguimos siendo amigos, aún ahora, pero esa relación terminó. Por mí, por Michelle, por Cassandra, por todos. Pasados varios meses, en una ocasión que pudimos estar a solas, él me agradeció haberle permitido vivir una emoción tan similar a los enamoramientos de la adolescencia en que sientes todo y entregas todo. Me dijo que él pensaba que nunca más en su vida viviría algo así. Me da gusto que haya sido tan lindo para él. A mí me rompió el corazón, y aunque podría estar nuevamente con él en mi cuerpo, mi alma no le permitiría entrar otra vez igual. Y aunque no soy de las que se arrepienten de sus relaciones, debo decir que sí me decepciona de mi misma darme cuenta que soy tan idiota como cualquiera al enamorarme así de un hombre. 
Nadie me lee, así que es irrelevante contar qué pasó desspués, pero para mí es importante narrarlo porque le da un cierre y porque me da la oportunidad de que este blog deje de ser "solo para él" y se vuelva "sólo para mí".
Pasó algo tan intenso en mi vida desspués que no me atreví a dejar constancia de ello en ningún espacio... Hasta ahora.
Me enamoré. No quería, no lo esperaba y me enamoré.
El amor, dicen, es maravilloso, y se debe aceptar con los brazos abiertos. Así lo recibo yo. Cada vez, siempre. Otra vez. 

Tuesday, July 10, 2012

Necesito volver

Necesito volver a mí. Necesito dejar de extrañarme y volver a entregarme y dejarme llevar. Necesito escuchar que me quieren. Necesito amar.

Thursday, June 25, 2009

Cartilla de derechos de la relación secundaria

Esta cartilla la encontré en: http://www.xeromag.com/fvsecondary.html
y me tomé la libertad de traducirla como el Universo mejor me a entender:
1. Tengo el derecho a ser tratada con honestidad, integridad, compasión y sensibilidad ante mis necesidades.
2. Tengo el drecho, y la responsabilidad, de entender claramente las reglas de la relación. Cuando entre a una nueva relación, tengo el derecho a tener normas y las razones detrás de éstas claramente explicadas y tener todas mis preguntas aclaradas. "Porque así es" no es una respuesta; si no entiendo las razones para las reglas, quizá pueda inintencionadamente violar el espíritu de esas reglas, incluso aunque me apegue a ellas. No se vale agregar o cambiar reglas sin explicaciones. No pueden esperar de mi que vaya a ir descubriendo las reglas que gobiernan nuestra relación al ir rompiéndolas accidentalmente y dejando que exploten en mi cara.
3. Tengo derecho a ser parte de las discusiones y decisiones que me afecten directamente a mi, siempre que sea práctico y posible. Es injusto que me vengan a contar los cambios en la forma y reglas de mis relaciones después de que las decisisones hayan sido tomadas. Aunque no es razonable para mi esperar el derecho total a la toma de desiciones en todos los aspectos de la relación primaria: por ejemplo, no podré decidir a dónde se muda la pareja primaria por un nuevo trabajo, pero espero ser parte de las negociaciones que directamente impactan mi relación y la forma que ésta toma.
4. Tengo derecho y responsabilidad de poner límites claros a las obligaciones que me corresponden. Una falta de pareja primaria o de otra secundaria no significa que todos mis esfuerzos, recursos y tiempo están disponibles para esta relación. De la misma forma en que yo no puedo monopolizar el tiempo de mis parejas, mis parejas no pueden esperar monopolizar el mío.
5. Tengo el derecho a pedir a mi pareja que se comprometa y busque mediar siempre que sea posible. No siempre debo ser yo la única que haga cambios y se esté adaptando todo el tiempo.
6. Tengo el derecho a tener relaciones con personas, no con relaciones. Esto quiere decir, que tengo el derecho a llevar a cabo mi relación con un ser humano vivo y pensante, más que con la relación establecida de la cuál forma parte y/o con su set de reglas. Tengo derecho a pasar tiempo con cada individuo por separado tanto como en grupos.
7. Tengo derecho a esperar que los planes hechos con mi pareja no sean cambiados a último minuto sólo porque su pareja primaria tuvo un mal día. Como secundaria, yo paso por mis días malos a solas y tengo derecho a esperar que los cambios de último minuto pasen solo en situaciones inevitables y muy raras.
8. Tengo el derecho a un equilibrio entre lo que entrego a la relación y lo que recibo de regreso: principio de reciprocidad.
9. Tengo derecho a ser tratada como una individua igual (que es diferente a ser tratada igual que a cualquier pareja). Merezco que mi pareja pase tiempo en mi mundo así como yo paso tiempo visitando el suyo. Mis gustos, disgustos, deseos, chiflazones, no deben ser ignoradas tan solo porque yo sea una pareja secundaria.
10. Tengo derecho a disfrutar del Enamoramiento de Nueva Relación (dentro de lo razonable), la pasión y momentos especiales con mi pareja sin sentir culpa o andar pidiendo perdón por ello.
11. Tengo derecho a la privacidad. Los detalles de intimidad física y las conversaciones de intimidad emocional no deberían ser compartidos sin mi conocimiento, e idealmente tampoco sin mi consentimiento. Esto no quiere decir que yo tenga el derecho a ocultarle las cosas a otres miembros de la relación; simplemente significa que puedo disfrutar de los derechos básicos de la privacidad que cualquiera de los demás puede.
12. Tengo derecho a que me digan la verdad todo el tiempo. Esto incluye el derecho a saber acerca de miedos, dudas, o detalles de importancia que puedan ir surgiendo, al momento en que surgen y no después de que son tan grandes que no se pueden abordar. No me digas lo que crees que quiero oir; dime la verdad, eso es lo que necesito oír.
13. Tengo el derecho a tener y expresar todas mis emociones. Yo concientemente y con ganas acepto que ser secundaria pone límites en muchas cosas (por ejemplo, compartir fechas especiales, vacaciones, o tener a mi pareja en momentos de crisis). Mi aceptación de esa posibilidad no significa que no estaré decepcionada o incluso triste en esos momentos. Además, ser secundaria daña mi seguridad emocional (sobre todo al principio) y quizás haya veces en que necesite refuerzo en cuanto a cómo y dónde encajo yo en la vida de mi pareja. Prometo que haré lo mejor que pueda para evitar culpas, dramas, berrinches y pucheros, pero yo pido de mi pareja y su(s) pareja(s) que acepten las expresiones razonables de duda, decepción y demás de mi parte.
14. Tengo derecho no sólo a ser tolerada sino activamente deseada por todo mundo en la relación primaria. Tengo el derecho a sentir que no soy un problema o un "acuerdo", sino un valor agregado. Quizás esto suene poco razonable para algunas personas, pero la verdad es, que si no soy querida por las parejas de mi pareja, eso tiene un efecto negativo en mí. Cuando estoy en una relación con una persona, estoy en la relación con todas las personas con las que se relaciona a su vez, especialmente las parejas primarias. Incluso si no hay conexión romántica entre nosotras. Si soy resentida en cualquier forma, por cualquiera de ellas, ese resentimiento mina mi relación secundaria y le impide volverse real. Se cuela entre las reglas que son creadas y las definiciones que se han puesto. Cuando una pareja tiene problemas con una relación poliamorosa, puede tender a afectar negativamente a la pareja secundaria, creando infelicidad para todos. La compasión demanda que todas las involucradas trabajen para resolver cualquier resentimiento que pueda existir de parte de cualquier miembro de la relación primaria hacia la secundaria, o de secundaria a secundria.
15. Tengo el derecho a tener voz en la forma que toma la relación. Soy una persona, con mis propias necesidades y mis propias ideas acerca de lo que es importante en la vida; incluso cuando me estoy uniendo a una relación preexistente, tengo derecho a decidir en cuanto al tiempo que paso con mi amante y algunas otras cosas acerca de la forma y estructura de la relación. Si mi pareja intenta imponerme acuerdos preexistentes acerca de la forma, el tiempo o las circunstancias bajo las cuales puedo pasar tiempo consigo, tengo derecho a opinar si esos acuerdos llenan mis necesidades y tengo derecho a que mi pareja y su pareja me oigan y consideren lo que tengo por decir. Eso no significa que hagan todo lo que yo digo, pero sí que debo tener una voz que se escuche.

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Estas reglas me han parecido lo mejor de lo mejor. Al redactarlas en español y primera persona he logrado hacerlas mías y ahora me siento empoderada y menos asustada acerca de loq eu siento y quiero pedir. No puedo seguirme sintiendo escondida y menos como si lo que yo estuviera sintiendo estuviera mal.

Tuesday, June 23, 2009

Distracciones

Han pasado 24 horas desde que dijimos que habría que darnos tiempo y yo ya no puedo. No sé cuánto tiempo vaya yo a resistir el impulso de llamrle por teléfono para pedirle verlo. Es peor con tanto tiempo libre. Necesito conseguirme distracciones.
Como ya venía pensando en la posibilidad de dejar esta relación, el sábado pasado creí mejor salir a distraerme por mi lado. Bueno, eso y el hecho de que Eduardo y Michelle tenían uno de tantos compromisos sociales en los que yo no estaba incluída.
Un amigo del trabajo me presentó a una chica nueva en la ciudad, Mirta que tenía ganas de conocer antros lésbicos, así que la llevé al Entrée. Allí conocimos a otras chicas, Laura y Ale, también foráneas y terminé la noche a las 5 de la mañana del domingo. Fue una noche muy original, de aquellas que no tenía hace ya varios años, con beso de Laura y toda la cosa. Me pareció espectacular cuando me tomó las manos, las elevó al cielo y me dijo: "esa de allá es Venus que te cuida, no dejes que nadie rompa tu corazón, ni lastime tu alma, y cuando veas a Venus, piensa quye eres fuerte." A veces la vida nos manda signos en las palabras de personas a las que no volveremos a ver, fue fascinante.
El domingo, decidí hacerme cargo de la supuesta activista que soy y acudí a un evento de la diversidad.
Finalmente, ayer le envié un mensaje a Pablo y le dije: "salgo a las 10 pm, llévame a pasear, necesito distraerme." No me resulta muy atractivo pasarla horas hablando de motos y antros de Austin que quisás jamás llegaré a conocer, pero a veces resulta muy satisfactorio tener tiempo one-on-one con alguien para compartir una jarra de cerveza y unas alitas. Estas "citas que no son citas" tienen algo de encantador, incluso a sabiendas del aburrimiento que traslucen. Me gusta que los meseros y mesaras asuman cosas, que los vendedores de flores se nos acerquen y que sus vecinos supongan que me lleva a su depa para algo más que ver malas pelis.
Simplemente necesitaba yo distraerme y pensar en otra cosa y no en las cosas que me han ido llenando la cabeza durante las últimas horas como que soy tan entretenida como un Xbox.
Sí, así, de pronto me ha dado por suponer que Eduardo tiene todo lo que pueda necesitar un hombre en su vida: Esposa bonita, inteligente, atractiva, entretenida, complaciente; hijos (niño Y niña) bonitos, bien portados, agradables, obedientes; casa propia, grande, espaciosa, comfortable, limpia; autos, uno pequeño y la camioneta familiar; perro grande y jardín para carnes asadas; trabajo estable, bien remunerado, donde es el jefe; amigos y amigas; viajes a lugares divertidos con la familia; familia extensa muy cercana, con constantes eventos sociales y convivencia feliz. Tiene TODO lo que un hombre puede llegar a aspirar a los 45 años, sólo que lo consiguió a los 30. Ya no tiene NADA más que pedirle a la vida. Si acaso una amante, pero también la tenía antes de mí. Y claro, olvidé mencionar el mega centro de entretenimiento con mil pelis y juegos de video y... en fin, todo. Cualquier psicólogo o psiquiatra con dos dedos de frente y tres días de experiencia podría concluir que cuando se tiene todo llega un poco de aburrimiento. Entra la duda y viene la crisis de la edad, pero no debería ser esa a los 45? Ni si quiera podría ser por falta de aventuras, porque ha hecho mucho de camping y de blah blah, todo lo que sea que se haga en estos casos. Y espero que no le de por mencionar la moto, porque otro de esos no lo aguanto...
Yo sé que a él lo que le da la felicidad es eso, su vida perfecta donde ya está todo incluído y arreglado. Su familia, su espacio, su Staus Quo, son esas cosas las que le dan paz, sosiego y felicidad. No necesita pedirle nada más a la vida y cualquier extra es un accesorio lúdico en su escenario perfecto. No le hago falta aunque me quiera, y sí me quiere, no soy ciega y me doy cuenta que me quiere y me deasea, pero falta no le hago. De hecho, esta adición en su vida perfecta más que emoción viene a traer peligro a su estabilidad, a poner en riesgo lo que ya tiene. El peligro le exita, pero no se puede vivir en peligro eternamente, es cansado, es ilógico, irreverente, e inecesario.
Pero sí, entonces yo vengo a ser como el más reciente capítulo de Lost, o el más nuevo juego del Xbox, un entretenimiento novedoso, quizá un poco adictivo, pero entretenimiento al fin y al cabo. La otra OTRA, la fucking buddy, la booty call. Pero yo me resisto a ocupar ese rol y lo inundo de un amor y un cariño que no esperaba recibir en este momento, algo para lo que no estaba preparado aunque la idea no le moleste. Siempre y cuando los espacios para este amor se limiten a las espaldas de su esposa y las eventuales visitas a solas. Y yo no quiero eso. Yo no puedo jugar a las escondidas. Yo no soporto los clósets, ni las restricciones.
Mi ideal de realación poliamorosa implica el respeto de espacios, la conciencia de la situación. El respeto al amor que unos y otros sentimos por cada cuál. El respeto de Michelle hacia nuestra necesidad de vernos y tocarnos, el respeto de Casandra de lo mismo. El respeto a mí de tomarme en cuenta para equis y ye decisiones y situaciones que sí me afecten. Entiendo que yo no soy una relación primaria, pero no estoy dispuesta a ser una relación terciaria. Ni una relación negada o escondida.
Necesito sentirme respetada, valorada, apreciada y aceptada y sobre todo no negada por Michelle, ni mucho menos por Eduardo, porque de otra manera me vuelvo un Xbox, un entretenimiento adictivo que en el momento que ella quiera ha de dejarse por la paz y tirarse a la basura. Por eso el tiempo fuera. Porque necesitamos pensar lo que queremos y estamos dispuestos a dar. Yo sé lo que estoy esperando, y sé muy bien lo que no voy a tolerar. Y sé que así, tal cual van las cosas no me está gustando y no lo voy a aceptar ni un día más.
Porque yo no soy un extra, ni un accesorio, yo no puedo quedarme participando de su crisis de aburrimiento por tener una vida perfecta con todo y sin tribulaciones. Yo no soy un Xbox que se puede prender cada que se le da la gana, con el switch de ahorita sí y le damos un par de meses y luego lo apagamos otro tantito tiempo para que Michelle se sienta tranquila. Que se prenda cada que se aburra y si se quiere distraer de sus cosas y se apague cada que lo fastdie o abrumen mis excesos. Me quiero lo suficiente a mí como para saber que no pienso ser su puerta trasera, ni la otra, ni nada así. Que lo entienda quien lo entienda si es que lo sabe entender. A mí no me van a venir a cantar a estas alturas "delante de la gente no me mires, no me hables, no me ..." A veces siento que una no tiene por qué ponerse a dar explicaciones a nadie de por qué tal persona sabe cuál es tu refersco favorito, simplemnte lo sabe porque le importo, gracias. Y ya, y si eso le hace ruido a alguien pues muy su pedo, no, pero cada quién su vida!
El caso es que yo no voy a venir a pedirle que de su reino por una mujer, sería tan inapropiado y tan lejano a lo que quiero. Y menos que de su reino por la OTRA mujer. Yo no voy a pedirle que exponga su matrimonio y su vida perfecta y lo que le da paz y armonia. Yo no voy a llevar en mi conciencia a cuestas la ruptura de nadie. Ni me voy a romper a mi. No me voy a romper a mi exponiéndome a ver como finge monogamia en mi cara.
No puedo, ni quiero vivir con eso.
Y como me doy cuenta de que él no me necesita, y que soy un accesorio, y que Michelle está alterada y que él sufre inecesariamente tratando de acomodarse y acomodarnos un espacio a las dos en el que dudo que pueda llegar adarse una situación pacífica y agradable, mi instinto primario es dejarlo.
Algo que siempre he tenido claro es que soy capaz de amar infinitamente hasta cometer la osadía de devolver la libertad a cualquiera que se sienta atarapado en una situación difícil por mi culpa. Lo amo tanto que puedo dejarlo libre, auqnue me lleve la chingada de dolor. Libre para buscar su propia felicidad en santa paz.
Y en fin, necesito distraerme antes de que me de por llamarle y decirle que ya no puedo, que necesito verlo, que me vuelvo loca pensando que esto no ha funcionado nada bien y que habrá que dejarlo ya.

Monday, June 22, 2009

Dimensiones

Tiempo y espacio son dos dimensiones que se encuentran y desencuentran y con las cuales vivimos, o más bien a través de las cuales vivimos. Ahora pues, hay que darnos tiempo y espacio para ver qué somos el uno sin el otro. Me aterra pensar que no haya diferencia, si eso fuera así, sería prueba de que todo lo inventé yo, con mis palabras.
Existencialmente hablando todo son casualidades. Estamos aquí, nacimos, crecemos, nos reproducimos y eventualmente moriremos. Como cualquier hormiga. Como los hongos de los árboles. Románticamente nos gusta pensar en alguna diferencia, en el estado de conciencia que alcanzamos. Y la verdad es que pensar, sentir, haber adquirido conciencia de nuestro lugar en el universo no es más que un accidente biológico.
Sentir es eso, un par de sinapsis, un mecanismo de supervivencia de la especie. Algún día moriremos y en ese momento no habrá alma, no habrá magia, no habrá nada. Nuestra egoísta necesidad de "trascendencia" no es más que la huella que queremos dejar para que otro ser vivo nos recuerde y extienda nuestra existencia a través de sus experiencias de vida. Por eso buscamos quedar plasmados y definidos en el otro. Entre más personas nos "viven" más existimos. Yo te defino y tu me defines y en la intensidad y profundidad de tu experiencia de mí, más vida me das, más existo y soy más yo para siempre.
¿Cómo se mide la exitencia? ¿La conciencia de existir te hace existir más? ¿Se mide en la conciencia de otros acerca de la existencia de uno? ¿Se mide en mensajes, besos, llamadas, miradas, abrazos, cartas, palabras, canciones dedicadas y recibidas? Si fuera así, existo más que otr@s porque soy constantemente nombrada. Existo porque TU me nombras. ¿Dejaré de existir ahora? ¿Dejará de existir el sentimiento sin sus manifestaciones físicas?
A lo largo de este tiempo te he ido construyendo en mis palabras. Yo te invento y te defino y me invento la imagen de ti que yo quiero tener. Esa imagen es mía, me la quedo, me la guardo y la conservo. Tu has trascendido ya en mi, a través de mi, en el para siempre de la palabra escrita.
Existo entre otras cosas porque tu me has hecho existir. Existo para ti y por ti. Seguiré existiendo en tu cabeza. Seguirás existiendo en la mía. Hasta que mis pensamientos y tus pensamientos se agoten. Cuando eso pase, habremos muerto como las hormigas y como los hongos de los árbles. En ese momento, y sólo entonces se habrá acabado todo. Con tanto tiempo y tanto espacio, me siento trovadora barata. Cuando las dimensiones se juntan, no puedo conformarme con pensar en la simple existencia humana y termino por creer en la magia, más que en las casualidades. Termino por creer que el amor es más que biología de supervivencia.
Te amo y sin ti algo dejará de existir en mí.

Lunes otra vez

Sigo trepada en la montaña rusa. Y es lunes otra vez, pero lo estoy anticipando cínicamente, con tranquilidad, al menos sólo durará 24 horas. Un lunes no debe durar más que eso. Y luego vendrá otro hermoso martes.
Tarnquilamente agradable como el martes pasado. Mientras me besaba, en el sillón de su casa, y yo trataba de no perder ningún detalle del momento en que el Sr. Spock huía del Enterprise para encontrar su muerte en la Ira de Khan, me pasó por la cabeza la duda: ¿Cómo si estaba yo tan molesta y sentía que él no entiende mis palabras podía yo estar allí, tocándole a escondidas en lugar de ver la peli que teníamos enfrente?
Y sobre todo eso, ¿por qué estábamos a escondidas en su propia casa? ¿No se supone que Michelle sabes de qué va esto? ¿No se supone que yo he comunicado en diversas ocasiones cómo me siento y no es secreto que estoy enamorada?
Pero es obvio que no es fácil para nadie, y entonces termino cargándome con frases lapidarias que terminan siendo irrisorias como: "no se puede llevar una relación de izquierda desde la derecha!" No es fácil para Michelle y Casandra que yo esté enamorada de Eduardo. Y entonces, ¿qué hacemos? Escondernos.
Lo que pasa es que sigo siendo esta niña de prepa que se ve reflejada en shows tragicómicos, que espera señales de no sé dónde y se imagina que un día vendrá alguien a contarle al oído cualquier cantidad de tonterías. Y entonces se me torna desgarrador ser la de "martes y viernes." Y puedo ser terriblemente descarada y decir que YO tengo al de los lunes, a las de los sábados y al de martes y viernes además de la de una vez al mes y fechas especiales, pero es juego complicado. Y el revanchismo no es más que símbolo de lo mucho que me duela sentirme tan accesoria en su vida.
Y después vino el viernes. Me perdí en su mirada, en sus sonrisas, en sus abrazos y sus besos, en los te quieros dichos por mero trámite a mediados de una conversación que estuvo a punto de hacerme llorar. Lo del viernes fue para mi una experiencia extraordinaria, una que me dejó más vulnerable de lo que ya estaba y sobre todo más enamorada.
Fginalmente, el sábado y el domingo dieron paso a otro de esos episodios "necesito demostrarle a Michelle lo importante que es para mi dejando claro lo poco relevante que eres tu en mi vida". Y damos comienzo a un lunes más. Otra semana de Montaña Rusa en la que lo único que me queda por esperar es a que sea media semana para estar hasta arriba.

Sunday, June 14, 2009

Lunes

Todos los lunes amanezco con una certeza: es tiempo de terminar esta relación. Luego, hacia mediados de semana entre miércoles y jueves estoy convencida que no puedo permitirme acabar con algo que me hace la más feliz y llego al fin de semana desolada. Todos los lunes amanezco con la certeza de que es hora de terminar.

No importa cuán bien o mal me lo haya pasado el día anterior. Los domingos suelen ser buenos, aún así, el lunes estoy segura que ya no puedo dar un paso más. La promesa de una nueva semana me invita a comenzarla libre de turbulencias emocionales.

Todos los días de la semana, y doble los domingos, lo quiero. Todos los días quiero platicar, verle en persona, pero son pocos los que se puede. Esta semana que pasó fue especial. El lunes estaba tan segura como siempre que ya no podría más y que nuevamente estaba lista para dejarlo. El martes sin embargo, recibí tres llamadas. No las esperaba, así que me hizo sentir feliz, extremadamente feliz, tanto que sigo hablando de ellas como si se trataran de un regalo excepcional. Para el miércoles me sentía yo nuevamente en las nubes. El jueves comenzó la trsiteza después de que me dejara en casa, porque comienzo a extrañarlo apenas dejo de verlo. El viernes quise verlo y él no pudo. El sábado estuvo aquí Casandra así que él y yo no coincidimos. El domingo fue día familiar y por mucho que yo lo desee, no soy familia. Así que el lunes no me queda más que querer dejarlo.
Es que el amor es así, así así, dice la canción. Yo me emociono con cualquier gesto suyo. A estas alturas él y yo ya sabemos que yo voy a estar siempre disponible y dispuesta a hacer lo que quiera.

Si no me llama, ni me escribe, ni se conecta, ni me contacta, ni da señales de vida, no importa porque me contentaré leyendo conversaciones viejas o escribiendo algo relacionado a con él. Declarándole mi amor intenso, describiendo y analizando nuestra “relación” con pelos y señales. Su tiempo se ha convertido en un regalo muy preciado, cada vez más escaso y cada minuto me sabe a eternidad y me deja deseando más.

Me encantaría lograr que él entendiera lo que me pasa. Quiero que sepa que lo que me pida no podré negárselo. Quiero apelar a su sensibilidad y que termine ya con esto, porque yo no puedo.

Colecciono nuestras conversaciones por hobby, por posesividad, pero sobre todo porque es lo único de él que puedo conservar y a lo que puedo aferrarme. Hay algunas que no me hubiera gustado tener, hay muchas que no necesito guardar para recordar. Hay unas que, de verdad, quisiera olvidar o que no hubieran sucedido nunca.

La semana pasada en un chat me preguntó, algo vagamente, si estoy feliz con el “nivel de relación” que puede darme o que llevamos o que tenemos. Me hubiera gustado que no lo preguntara porque algo en mi me obligó compulsivamente a pensarlo y pensarlo y darle mil vueltas para lograr contestarle. Previo análisis, previa semana y media de comerme el coco en regodearme en el tema, me veo impulsada a contestarle.

Es un cínico, no me cabe duda. A veces pienso, pero si ya sabe la respuesta para qué me lo pregunta! Quizá no, porque yo misma vacilo en las opciones. Todo depende del día, de lo que él quiera escuchar, de lo que yo me sienta con ánimo de compartir. Si lo veo en positivo, sumando y agregando cosas, no me queda más que aceptar, como él mismo lo planteó que hace dos meses y medio no tenía ni si quiera esto. Así que soy la más feliz. Antes no había nada y como valor agregado a mi vida resulta una experiencia excepcional, altamente recomendada. Esa es la respuesta simple y risueña.

Ahora bien, es fácil darse cuenta de que yo soy más que simple y risueña. Por mucho que me ría de mi misma cantando cada noche que “me basta con un poco de tu amor”, y por mucho que sí me baste porque de amor nadie se muere y al final siempre sobrevivo y además siempre digo que sí (que sí a todo, que sí a vernos más tarde, que sí a vernos otro día, que sí a seguir platicando después, que sí a cuando él pueda) por mucho que sea que pueda aguantarme: ¡Me fastidia! Por mucho que sea me duele no ser más que sexo casual y quedar siempre para otro día porque yo es obvio no soy ni remotamente una prioridad.

El hecho de que acepte las cosas tal cual son, no significa que me hagan feliz. Solo es muestra de que sé comportarme como ser civilizado. Es muestra de que entiendo que a veces necesito conformarme con lo que puede darme para seguir teniendo lo que sí quiero.

Acepto su “nivel de compromiso” (neta, ¿qué diantres significa eso?) porque no me queda de otra si quiero seguirlo viendo.

¿Estoy conforme pues con lo que tenemos?

Sí y no. Me encanta poder verlo a solas al menos una vez a la semana, bueno cuando logra al menos darme eso. Me vuelve loca de alegría percibir sus esfuerzos. Aunque a veces me pregunto si no serán los esfuerzos de media semana sólo una compensación porque sospecha que ando de malas en esos momentos.

Aprecio mucho cuando me incluye en sus planes. Adoré el domingo anterior cuando pasamos todo el día viendo películas y este miércoles en el parque de diversiones. Planes familiares, muy lindos. A estas alturas estoy dispuesta a jurar que adoro la última vez que estuvimos a solas, aunque fuera una hora.

De hecho, mi problema es justo ése, me gusta tanto, me la paso tan bien, que deseo repetirlo de inmediato y es cuando me entra la ansiedad y la “locura” y el enojo. Todos al mismo tiempo. Me tiro un berrinche como lo haría cualquier niño pequeño al que le niegan lo que quiere.

¡Quiero! ¡Quiero! ¡Quiero! Quiero tenerlo ya, tocarlo, estar con él al instante mismo en que comienzo a pensarlo. Me descubro anhelando momentos que quizá él no espere. Percibo que él no anticipa con el mismo deseo nuestros encuentros. Él dice que menosprecio sus sentimientos. Me temo que se tan poquito de ellos que no puedo más que adivinarlos.
Odio los lunes por sentirme tan desolada y enojada. Me da no sé qué por descalificarme, sentirme ridícula, idiota, tonta, por reconocerme desubicada y enajenada. Me da por llamarme obsesiva y loca. Me da por terminar pidiéndole que se de por enterado de lo que siento, pero que no me haga caso porque son cosas de niña chiflada que luego se me van a pasar. Me da por decir todo esto porque me da terror que actúe en consecuencia y haga algo "maduro" como finalmente dejarme en paz. Por eso los martes me contento otra vez y espero a que siga el transcurso de la semana.