Han pasado 24 horas desde que dijimos que habría que darnos tiempo y yo ya no puedo. No sé cuánto tiempo vaya yo a resistir el impulso de llamrle por teléfono para pedirle verlo. Es peor con tanto tiempo libre. Necesito conseguirme distracciones.
Como ya venía pensando en la posibilidad de dejar esta relación, el sábado pasado creí mejor salir a distraerme por mi lado. Bueno, eso y el hecho de que Eduardo y Michelle tenían uno de tantos compromisos sociales en los que yo no estaba incluída.
Un amigo del trabajo me presentó a una chica nueva en la ciudad, Mirta que tenía ganas de conocer antros lésbicos, así que la llevé al Entrée. Allí conocimos a otras chicas, Laura y Ale, también foráneas y terminé la noche a las 5 de la mañana del domingo. Fue una noche muy original, de aquellas que no tenía hace ya varios años, con beso de Laura y toda la cosa. Me pareció espectacular cuando me tomó las manos, las elevó al cielo y me dijo: "esa de allá es Venus que te cuida, no dejes que nadie rompa tu corazón, ni lastime tu alma, y cuando veas a Venus, piensa quye eres fuerte." A veces la vida nos manda signos en las palabras de personas a las que no volveremos a ver, fue fascinante.
El domingo, decidí hacerme cargo de la supuesta activista que soy y acudí a un evento de la diversidad.
Finalmente, ayer le envié un mensaje a Pablo y le dije: "salgo a las 10 pm, llévame a pasear, necesito distraerme." No me resulta muy atractivo pasarla horas hablando de motos y antros de Austin que quisás jamás llegaré a conocer, pero a veces resulta muy satisfactorio tener tiempo one-on-one con alguien para compartir una jarra de cerveza y unas alitas. Estas "citas que no son citas" tienen algo de encantador, incluso a sabiendas del aburrimiento que traslucen. Me gusta que los meseros y mesaras asuman cosas, que los vendedores de flores se nos acerquen y que sus vecinos supongan que me lleva a su depa para algo más que ver malas pelis.
Simplemente necesitaba yo distraerme y pensar en otra cosa y no en las cosas que me han ido llenando la cabeza durante las últimas horas como que soy tan entretenida como un Xbox.
Sí, así, de pronto me ha dado por suponer que Eduardo tiene todo lo que pueda necesitar un hombre en su vida: Esposa bonita, inteligente, atractiva, entretenida, complaciente; hijos (niño Y niña) bonitos, bien portados, agradables, obedientes; casa propia, grande, espaciosa, comfortable, limpia; autos, uno pequeño y la camioneta familiar; perro grande y jardín para carnes asadas; trabajo estable, bien remunerado, donde es el jefe; amigos y amigas; viajes a lugares divertidos con la familia; familia extensa muy cercana, con constantes eventos sociales y convivencia feliz. Tiene TODO lo que un hombre puede llegar a aspirar a los 45 años, sólo que lo consiguió a los 30. Ya no tiene NADA más que pedirle a la vida. Si acaso una amante, pero también la tenía antes de mí. Y claro, olvidé mencionar el mega centro de entretenimiento con mil pelis y juegos de video y... en fin, todo. Cualquier psicólogo o psiquiatra con dos dedos de frente y tres días de experiencia podría concluir que cuando se tiene todo llega un poco de aburrimiento. Entra la duda y viene la crisis de la edad, pero no debería ser esa a los 45? Ni si quiera podría ser por falta de aventuras, porque ha hecho mucho de camping y de blah blah, todo lo que sea que se haga en estos casos. Y espero que no le de por mencionar la moto, porque otro de esos no lo aguanto...
Yo sé que a él lo que le da la felicidad es eso, su vida perfecta donde ya está todo incluído y arreglado. Su familia, su espacio, su Staus Quo, son esas cosas las que le dan paz, sosiego y felicidad. No necesita pedirle nada más a la vida y cualquier extra es un accesorio lúdico en su escenario perfecto. No le hago falta aunque me quiera, y sí me quiere, no soy ciega y me doy cuenta que me quiere y me deasea, pero falta no le hago. De hecho, esta adición en su vida perfecta más que emoción viene a traer peligro a su estabilidad, a poner en riesgo lo que ya tiene. El peligro le exita, pero no se puede vivir en peligro eternamente, es cansado, es ilógico, irreverente, e inecesario.
Pero sí, entonces yo vengo a ser como el más reciente capítulo de Lost, o el más nuevo juego del Xbox, un entretenimiento novedoso, quizá un poco adictivo, pero entretenimiento al fin y al cabo. La otra OTRA, la fucking buddy, la booty call. Pero yo me resisto a ocupar ese rol y lo inundo de un amor y un cariño que no esperaba recibir en este momento, algo para lo que no estaba preparado aunque la idea no le moleste. Siempre y cuando los espacios para este amor se limiten a las espaldas de su esposa y las eventuales visitas a solas. Y yo no quiero eso. Yo no puedo jugar a las escondidas. Yo no soporto los clósets, ni las restricciones.
Mi ideal de realación poliamorosa implica el respeto de espacios, la conciencia de la situación. El respeto al amor que unos y otros sentimos por cada cuál. El respeto de Michelle hacia nuestra necesidad de vernos y tocarnos, el respeto de Casandra de lo mismo. El respeto a mí de tomarme en cuenta para equis y ye decisiones y situaciones que sí me afecten. Entiendo que yo no soy una relación primaria, pero no estoy dispuesta a ser una relación terciaria. Ni una relación negada o escondida.
Necesito sentirme respetada, valorada, apreciada y aceptada y sobre todo no negada por Michelle, ni mucho menos por Eduardo, porque de otra manera me vuelvo un Xbox, un entretenimiento adictivo que en el momento que ella quiera ha de dejarse por la paz y tirarse a la basura. Por eso el tiempo fuera. Porque necesitamos pensar lo que queremos y estamos dispuestos a dar. Yo sé lo que estoy esperando, y sé muy bien lo que no voy a tolerar. Y sé que así, tal cual van las cosas no me está gustando y no lo voy a aceptar ni un día más.
Porque yo no soy un extra, ni un accesorio, yo no puedo quedarme participando de su crisis de aburrimiento por tener una vida perfecta con todo y sin tribulaciones. Yo no soy un Xbox que se puede prender cada que se le da la gana, con el switch de ahorita sí y le damos un par de meses y luego lo apagamos otro tantito tiempo para que Michelle se sienta tranquila. Que se prenda cada que se aburra y si se quiere distraer de sus cosas y se apague cada que lo fastdie o abrumen mis excesos. Me quiero lo suficiente a mí como para saber que no pienso ser su puerta trasera, ni la otra, ni nada así. Que lo entienda quien lo entienda si es que lo sabe entender. A mí no me van a venir a cantar a estas alturas "delante de la gente no me mires, no me hables, no me ..." A veces siento que una no tiene por qué ponerse a dar explicaciones a nadie de por qué tal persona sabe cuál es tu refersco favorito, simplemnte lo sabe porque le importo, gracias. Y ya, y si eso le hace ruido a alguien pues muy su pedo, no, pero cada quién su vida!
El caso es que yo no voy a venir a pedirle que de su reino por una mujer, sería tan inapropiado y tan lejano a lo que quiero. Y menos que de su reino por la OTRA mujer. Yo no voy a pedirle que exponga su matrimonio y su vida perfecta y lo que le da paz y armonia. Yo no voy a llevar en mi conciencia a cuestas la ruptura de nadie. Ni me voy a romper a mi. No me voy a romper a mi exponiéndome a ver como finge monogamia en mi cara.
No puedo, ni quiero vivir con eso.
Y como me doy cuenta de que él no me necesita, y que soy un accesorio, y que Michelle está alterada y que él sufre inecesariamente tratando de acomodarse y acomodarnos un espacio a las dos en el que dudo que pueda llegar adarse una situación pacífica y agradable, mi instinto primario es dejarlo.
Algo que siempre he tenido claro es que soy capaz de amar infinitamente hasta cometer la osadía de devolver la libertad a cualquiera que se sienta atarapado en una situación difícil por mi culpa. Lo amo tanto que puedo dejarlo libre, auqnue me lleve la chingada de dolor. Libre para buscar su propia felicidad en santa paz.
Y en fin, necesito distraerme antes de que me de por llamarle y decirle que ya no puedo, que necesito verlo, que me vuelvo loca pensando que esto no ha funcionado nada bien y que habrá que dejarlo ya.
No comments:
Post a Comment