Me cuesta aceptar lo que me pasa. Me cuesta darme cuenta. Y justo cuando empiezo a sentir que hago las paces con la situación, me topo de nuevo con que no soy tan fuerte, tan lista, tan hábil... ni tan fría. No tengo la inteligencia emocional para deslindar mis emociones de una situación a la que no corresponden.
Y es bien difícil explicar como algo que me pone tan feliz, me pone tan triste.
Por momentos, soy tan feliz que no lo creo. Mi alegría sobrepasa las fronteras de mi piel, me desborda. Siento líquido rosa y viscozo que emana de mis poros como dulce pegajosos de cereza. Vivo en un algodón de azúcar. Mi sonrisa le hace competencia al sol primaveral de abril. Ilumino todo a mi paso. La gente se me queda viendo. Habito una ilusión que he creado para mi y a ratitos la comparto.
"De color de rosa veo la vida hermosa."
En este nuevo mundo que habito, yo no soy yo, soy otra. Una que se da permiso a ser la más feliz, sin recato, ni tapujos, solo feliz. En mano ahora hay un bulto que es un nuevo miembro de mi cuerpo, como un anexo a la extremidad superior derecha: el celular. Cada vibración acelera mi respiración y desacompasa mi palpitar. Voy todo el día sonriendo, contenta. No es como si lo fuera, es que ya lo soy, soy la más feliz.
Por momentos luego, lo mismo que me eleva, me deja por el suelo. Siento angustia y depresión todo el tiempo. Miedo al miemdo. Miedo a dejarme de sentir bien. Miedo a sólo ser yo la que lo sienta. Miedo a esto, a lo otro, a aquello. Y justo en el momento en que siento que ya lo tengo dominado, y que puedo dejar de sentir miedo y que todo va a estar bien, sucede alguna otra cosa y vuelvo a sentir miedo.
Ya no sé qué más decir.
Sé que necesito gritar muchas cosas. sé que necesito desahogarme, ventilarme y dejar la energía fluir. Pero tengo miedo de volverme repetitiva. De pisarme la cola. De darle vueltas a lo mismo y solo volverme aburrida.
Miro el celular y el reloj tantas veces al día que me siento tonta. Juro que quiero tirarlo y dejar de depender de ese aparato. Ya no quiero estar esperando un recadito. Tengo ganas genuinas desde el fondo de mi alma, de dejar de desearlo. Siento prisa y ansiedad todo el día por estar en otra parte. Si sé que un día no lo voy a ver quiero que sea ya el día siguiente, o el siguiente o el siguiente. Mi cuerpo parece no poder estarse quieto. Mis piernas se mueven por sí solas. Prefiero estar parada que sentada. Caminando que parada. Es como si tuviera una energía tremenda acumulada en mi cuerpo. Pienso en sexo todo el día. Definitivamente, esto no es decente.
Tengo angustia generalizada. Mi cuerpo y mi psique no están preparados para sentir así, vivir así, querer así. Parece que no puedo dejar de decirlo: me sobrepasa, me desborda, explota mis límites. estoy muy sensible, parece que lloro todo el tiempo. Una persona "inteligente" podría pensar que esto no mehace feliz porque sufro todo el tiempo, pero no. Extrañamente, me exita, me apasiona, me siento feliz y soñadora hasta en clase de biología.
Estoy muy sensible. De verdad que sí lloro todo el tiempo. Me embargan emociones nuevas y viejas. Se revuelven. A veces siento tanto miedo que me paralizo. Amo a dos bandos. Extraño a dos bandos. Me siento doblemente querida. Doblemente abandonada. Doblemente vulnerable. Doblemente necesitada. Ahora soy más suceptible que antes al dolor y me da mucho miedo.
Sé que el miedo se va a ir pasando. Poco a poco. Cuando me acostumbre a sentir tanto. Cuando sienta más confianza. Cuando asimile las cosas, mis circunstancias y mi lugar.
Oigo música y todo me recuerda a algo. Soy una enamorada del amor. Adicta a la sensación. Adicta a ser apreciada, querida, amada. Adicta a escuchar linduras, cursilerías, sentir caricias. Adicta a la admiración y aceptación externa. Adicta a los besos. Adicta al sexo.
Y tal cual los adictos, tomo riegos y tomo desiciones erráticas. No me voy cuando debo. Extiendo mis estancias. Estiro los límites. Y regersa el miedo, El miedo al desgaste, a que se reviente.
No quiero parar. No quiero dejar de sentir, aunque sea tanto que me agobie. Quiero gritar y gritar y gritar todo el tiempo. No puedo permanecer contenida con tanto dentro de mi.
Monterrey, N.L., México entre el 21 y 25 de abril de 2009.
No comments:
Post a Comment