Thursday, June 25, 2009

Cartilla de derechos de la relación secundaria

Esta cartilla la encontré en: http://www.xeromag.com/fvsecondary.html
y me tomé la libertad de traducirla como el Universo mejor me a entender:
1. Tengo el derecho a ser tratada con honestidad, integridad, compasión y sensibilidad ante mis necesidades.
2. Tengo el drecho, y la responsabilidad, de entender claramente las reglas de la relación. Cuando entre a una nueva relación, tengo el derecho a tener normas y las razones detrás de éstas claramente explicadas y tener todas mis preguntas aclaradas. "Porque así es" no es una respuesta; si no entiendo las razones para las reglas, quizá pueda inintencionadamente violar el espíritu de esas reglas, incluso aunque me apegue a ellas. No se vale agregar o cambiar reglas sin explicaciones. No pueden esperar de mi que vaya a ir descubriendo las reglas que gobiernan nuestra relación al ir rompiéndolas accidentalmente y dejando que exploten en mi cara.
3. Tengo derecho a ser parte de las discusiones y decisiones que me afecten directamente a mi, siempre que sea práctico y posible. Es injusto que me vengan a contar los cambios en la forma y reglas de mis relaciones después de que las decisisones hayan sido tomadas. Aunque no es razonable para mi esperar el derecho total a la toma de desiciones en todos los aspectos de la relación primaria: por ejemplo, no podré decidir a dónde se muda la pareja primaria por un nuevo trabajo, pero espero ser parte de las negociaciones que directamente impactan mi relación y la forma que ésta toma.
4. Tengo derecho y responsabilidad de poner límites claros a las obligaciones que me corresponden. Una falta de pareja primaria o de otra secundaria no significa que todos mis esfuerzos, recursos y tiempo están disponibles para esta relación. De la misma forma en que yo no puedo monopolizar el tiempo de mis parejas, mis parejas no pueden esperar monopolizar el mío.
5. Tengo el derecho a pedir a mi pareja que se comprometa y busque mediar siempre que sea posible. No siempre debo ser yo la única que haga cambios y se esté adaptando todo el tiempo.
6. Tengo el derecho a tener relaciones con personas, no con relaciones. Esto quiere decir, que tengo el derecho a llevar a cabo mi relación con un ser humano vivo y pensante, más que con la relación establecida de la cuál forma parte y/o con su set de reglas. Tengo derecho a pasar tiempo con cada individuo por separado tanto como en grupos.
7. Tengo derecho a esperar que los planes hechos con mi pareja no sean cambiados a último minuto sólo porque su pareja primaria tuvo un mal día. Como secundaria, yo paso por mis días malos a solas y tengo derecho a esperar que los cambios de último minuto pasen solo en situaciones inevitables y muy raras.
8. Tengo el derecho a un equilibrio entre lo que entrego a la relación y lo que recibo de regreso: principio de reciprocidad.
9. Tengo derecho a ser tratada como una individua igual (que es diferente a ser tratada igual que a cualquier pareja). Merezco que mi pareja pase tiempo en mi mundo así como yo paso tiempo visitando el suyo. Mis gustos, disgustos, deseos, chiflazones, no deben ser ignoradas tan solo porque yo sea una pareja secundaria.
10. Tengo derecho a disfrutar del Enamoramiento de Nueva Relación (dentro de lo razonable), la pasión y momentos especiales con mi pareja sin sentir culpa o andar pidiendo perdón por ello.
11. Tengo derecho a la privacidad. Los detalles de intimidad física y las conversaciones de intimidad emocional no deberían ser compartidos sin mi conocimiento, e idealmente tampoco sin mi consentimiento. Esto no quiere decir que yo tenga el derecho a ocultarle las cosas a otres miembros de la relación; simplemente significa que puedo disfrutar de los derechos básicos de la privacidad que cualquiera de los demás puede.
12. Tengo derecho a que me digan la verdad todo el tiempo. Esto incluye el derecho a saber acerca de miedos, dudas, o detalles de importancia que puedan ir surgiendo, al momento en que surgen y no después de que son tan grandes que no se pueden abordar. No me digas lo que crees que quiero oir; dime la verdad, eso es lo que necesito oír.
13. Tengo el derecho a tener y expresar todas mis emociones. Yo concientemente y con ganas acepto que ser secundaria pone límites en muchas cosas (por ejemplo, compartir fechas especiales, vacaciones, o tener a mi pareja en momentos de crisis). Mi aceptación de esa posibilidad no significa que no estaré decepcionada o incluso triste en esos momentos. Además, ser secundaria daña mi seguridad emocional (sobre todo al principio) y quizás haya veces en que necesite refuerzo en cuanto a cómo y dónde encajo yo en la vida de mi pareja. Prometo que haré lo mejor que pueda para evitar culpas, dramas, berrinches y pucheros, pero yo pido de mi pareja y su(s) pareja(s) que acepten las expresiones razonables de duda, decepción y demás de mi parte.
14. Tengo derecho no sólo a ser tolerada sino activamente deseada por todo mundo en la relación primaria. Tengo el derecho a sentir que no soy un problema o un "acuerdo", sino un valor agregado. Quizás esto suene poco razonable para algunas personas, pero la verdad es, que si no soy querida por las parejas de mi pareja, eso tiene un efecto negativo en mí. Cuando estoy en una relación con una persona, estoy en la relación con todas las personas con las que se relaciona a su vez, especialmente las parejas primarias. Incluso si no hay conexión romántica entre nosotras. Si soy resentida en cualquier forma, por cualquiera de ellas, ese resentimiento mina mi relación secundaria y le impide volverse real. Se cuela entre las reglas que son creadas y las definiciones que se han puesto. Cuando una pareja tiene problemas con una relación poliamorosa, puede tender a afectar negativamente a la pareja secundaria, creando infelicidad para todos. La compasión demanda que todas las involucradas trabajen para resolver cualquier resentimiento que pueda existir de parte de cualquier miembro de la relación primaria hacia la secundaria, o de secundaria a secundria.
15. Tengo el derecho a tener voz en la forma que toma la relación. Soy una persona, con mis propias necesidades y mis propias ideas acerca de lo que es importante en la vida; incluso cuando me estoy uniendo a una relación preexistente, tengo derecho a decidir en cuanto al tiempo que paso con mi amante y algunas otras cosas acerca de la forma y estructura de la relación. Si mi pareja intenta imponerme acuerdos preexistentes acerca de la forma, el tiempo o las circunstancias bajo las cuales puedo pasar tiempo consigo, tengo derecho a opinar si esos acuerdos llenan mis necesidades y tengo derecho a que mi pareja y su pareja me oigan y consideren lo que tengo por decir. Eso no significa que hagan todo lo que yo digo, pero sí que debo tener una voz que se escuche.

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Estas reglas me han parecido lo mejor de lo mejor. Al redactarlas en español y primera persona he logrado hacerlas mías y ahora me siento empoderada y menos asustada acerca de loq eu siento y quiero pedir. No puedo seguirme sintiendo escondida y menos como si lo que yo estuviera sintiendo estuviera mal.

Tuesday, June 23, 2009

Distracciones

Han pasado 24 horas desde que dijimos que habría que darnos tiempo y yo ya no puedo. No sé cuánto tiempo vaya yo a resistir el impulso de llamrle por teléfono para pedirle verlo. Es peor con tanto tiempo libre. Necesito conseguirme distracciones.
Como ya venía pensando en la posibilidad de dejar esta relación, el sábado pasado creí mejor salir a distraerme por mi lado. Bueno, eso y el hecho de que Eduardo y Michelle tenían uno de tantos compromisos sociales en los que yo no estaba incluída.
Un amigo del trabajo me presentó a una chica nueva en la ciudad, Mirta que tenía ganas de conocer antros lésbicos, así que la llevé al Entrée. Allí conocimos a otras chicas, Laura y Ale, también foráneas y terminé la noche a las 5 de la mañana del domingo. Fue una noche muy original, de aquellas que no tenía hace ya varios años, con beso de Laura y toda la cosa. Me pareció espectacular cuando me tomó las manos, las elevó al cielo y me dijo: "esa de allá es Venus que te cuida, no dejes que nadie rompa tu corazón, ni lastime tu alma, y cuando veas a Venus, piensa quye eres fuerte." A veces la vida nos manda signos en las palabras de personas a las que no volveremos a ver, fue fascinante.
El domingo, decidí hacerme cargo de la supuesta activista que soy y acudí a un evento de la diversidad.
Finalmente, ayer le envié un mensaje a Pablo y le dije: "salgo a las 10 pm, llévame a pasear, necesito distraerme." No me resulta muy atractivo pasarla horas hablando de motos y antros de Austin que quisás jamás llegaré a conocer, pero a veces resulta muy satisfactorio tener tiempo one-on-one con alguien para compartir una jarra de cerveza y unas alitas. Estas "citas que no son citas" tienen algo de encantador, incluso a sabiendas del aburrimiento que traslucen. Me gusta que los meseros y mesaras asuman cosas, que los vendedores de flores se nos acerquen y que sus vecinos supongan que me lleva a su depa para algo más que ver malas pelis.
Simplemente necesitaba yo distraerme y pensar en otra cosa y no en las cosas que me han ido llenando la cabeza durante las últimas horas como que soy tan entretenida como un Xbox.
Sí, así, de pronto me ha dado por suponer que Eduardo tiene todo lo que pueda necesitar un hombre en su vida: Esposa bonita, inteligente, atractiva, entretenida, complaciente; hijos (niño Y niña) bonitos, bien portados, agradables, obedientes; casa propia, grande, espaciosa, comfortable, limpia; autos, uno pequeño y la camioneta familiar; perro grande y jardín para carnes asadas; trabajo estable, bien remunerado, donde es el jefe; amigos y amigas; viajes a lugares divertidos con la familia; familia extensa muy cercana, con constantes eventos sociales y convivencia feliz. Tiene TODO lo que un hombre puede llegar a aspirar a los 45 años, sólo que lo consiguió a los 30. Ya no tiene NADA más que pedirle a la vida. Si acaso una amante, pero también la tenía antes de mí. Y claro, olvidé mencionar el mega centro de entretenimiento con mil pelis y juegos de video y... en fin, todo. Cualquier psicólogo o psiquiatra con dos dedos de frente y tres días de experiencia podría concluir que cuando se tiene todo llega un poco de aburrimiento. Entra la duda y viene la crisis de la edad, pero no debería ser esa a los 45? Ni si quiera podría ser por falta de aventuras, porque ha hecho mucho de camping y de blah blah, todo lo que sea que se haga en estos casos. Y espero que no le de por mencionar la moto, porque otro de esos no lo aguanto...
Yo sé que a él lo que le da la felicidad es eso, su vida perfecta donde ya está todo incluído y arreglado. Su familia, su espacio, su Staus Quo, son esas cosas las que le dan paz, sosiego y felicidad. No necesita pedirle nada más a la vida y cualquier extra es un accesorio lúdico en su escenario perfecto. No le hago falta aunque me quiera, y sí me quiere, no soy ciega y me doy cuenta que me quiere y me deasea, pero falta no le hago. De hecho, esta adición en su vida perfecta más que emoción viene a traer peligro a su estabilidad, a poner en riesgo lo que ya tiene. El peligro le exita, pero no se puede vivir en peligro eternamente, es cansado, es ilógico, irreverente, e inecesario.
Pero sí, entonces yo vengo a ser como el más reciente capítulo de Lost, o el más nuevo juego del Xbox, un entretenimiento novedoso, quizá un poco adictivo, pero entretenimiento al fin y al cabo. La otra OTRA, la fucking buddy, la booty call. Pero yo me resisto a ocupar ese rol y lo inundo de un amor y un cariño que no esperaba recibir en este momento, algo para lo que no estaba preparado aunque la idea no le moleste. Siempre y cuando los espacios para este amor se limiten a las espaldas de su esposa y las eventuales visitas a solas. Y yo no quiero eso. Yo no puedo jugar a las escondidas. Yo no soporto los clósets, ni las restricciones.
Mi ideal de realación poliamorosa implica el respeto de espacios, la conciencia de la situación. El respeto al amor que unos y otros sentimos por cada cuál. El respeto de Michelle hacia nuestra necesidad de vernos y tocarnos, el respeto de Casandra de lo mismo. El respeto a mí de tomarme en cuenta para equis y ye decisiones y situaciones que sí me afecten. Entiendo que yo no soy una relación primaria, pero no estoy dispuesta a ser una relación terciaria. Ni una relación negada o escondida.
Necesito sentirme respetada, valorada, apreciada y aceptada y sobre todo no negada por Michelle, ni mucho menos por Eduardo, porque de otra manera me vuelvo un Xbox, un entretenimiento adictivo que en el momento que ella quiera ha de dejarse por la paz y tirarse a la basura. Por eso el tiempo fuera. Porque necesitamos pensar lo que queremos y estamos dispuestos a dar. Yo sé lo que estoy esperando, y sé muy bien lo que no voy a tolerar. Y sé que así, tal cual van las cosas no me está gustando y no lo voy a aceptar ni un día más.
Porque yo no soy un extra, ni un accesorio, yo no puedo quedarme participando de su crisis de aburrimiento por tener una vida perfecta con todo y sin tribulaciones. Yo no soy un Xbox que se puede prender cada que se le da la gana, con el switch de ahorita sí y le damos un par de meses y luego lo apagamos otro tantito tiempo para que Michelle se sienta tranquila. Que se prenda cada que se aburra y si se quiere distraer de sus cosas y se apague cada que lo fastdie o abrumen mis excesos. Me quiero lo suficiente a mí como para saber que no pienso ser su puerta trasera, ni la otra, ni nada así. Que lo entienda quien lo entienda si es que lo sabe entender. A mí no me van a venir a cantar a estas alturas "delante de la gente no me mires, no me hables, no me ..." A veces siento que una no tiene por qué ponerse a dar explicaciones a nadie de por qué tal persona sabe cuál es tu refersco favorito, simplemnte lo sabe porque le importo, gracias. Y ya, y si eso le hace ruido a alguien pues muy su pedo, no, pero cada quién su vida!
El caso es que yo no voy a venir a pedirle que de su reino por una mujer, sería tan inapropiado y tan lejano a lo que quiero. Y menos que de su reino por la OTRA mujer. Yo no voy a pedirle que exponga su matrimonio y su vida perfecta y lo que le da paz y armonia. Yo no voy a llevar en mi conciencia a cuestas la ruptura de nadie. Ni me voy a romper a mi. No me voy a romper a mi exponiéndome a ver como finge monogamia en mi cara.
No puedo, ni quiero vivir con eso.
Y como me doy cuenta de que él no me necesita, y que soy un accesorio, y que Michelle está alterada y que él sufre inecesariamente tratando de acomodarse y acomodarnos un espacio a las dos en el que dudo que pueda llegar adarse una situación pacífica y agradable, mi instinto primario es dejarlo.
Algo que siempre he tenido claro es que soy capaz de amar infinitamente hasta cometer la osadía de devolver la libertad a cualquiera que se sienta atarapado en una situación difícil por mi culpa. Lo amo tanto que puedo dejarlo libre, auqnue me lleve la chingada de dolor. Libre para buscar su propia felicidad en santa paz.
Y en fin, necesito distraerme antes de que me de por llamarle y decirle que ya no puedo, que necesito verlo, que me vuelvo loca pensando que esto no ha funcionado nada bien y que habrá que dejarlo ya.

Monday, June 22, 2009

Dimensiones

Tiempo y espacio son dos dimensiones que se encuentran y desencuentran y con las cuales vivimos, o más bien a través de las cuales vivimos. Ahora pues, hay que darnos tiempo y espacio para ver qué somos el uno sin el otro. Me aterra pensar que no haya diferencia, si eso fuera así, sería prueba de que todo lo inventé yo, con mis palabras.
Existencialmente hablando todo son casualidades. Estamos aquí, nacimos, crecemos, nos reproducimos y eventualmente moriremos. Como cualquier hormiga. Como los hongos de los árboles. Románticamente nos gusta pensar en alguna diferencia, en el estado de conciencia que alcanzamos. Y la verdad es que pensar, sentir, haber adquirido conciencia de nuestro lugar en el universo no es más que un accidente biológico.
Sentir es eso, un par de sinapsis, un mecanismo de supervivencia de la especie. Algún día moriremos y en ese momento no habrá alma, no habrá magia, no habrá nada. Nuestra egoísta necesidad de "trascendencia" no es más que la huella que queremos dejar para que otro ser vivo nos recuerde y extienda nuestra existencia a través de sus experiencias de vida. Por eso buscamos quedar plasmados y definidos en el otro. Entre más personas nos "viven" más existimos. Yo te defino y tu me defines y en la intensidad y profundidad de tu experiencia de mí, más vida me das, más existo y soy más yo para siempre.
¿Cómo se mide la exitencia? ¿La conciencia de existir te hace existir más? ¿Se mide en la conciencia de otros acerca de la existencia de uno? ¿Se mide en mensajes, besos, llamadas, miradas, abrazos, cartas, palabras, canciones dedicadas y recibidas? Si fuera así, existo más que otr@s porque soy constantemente nombrada. Existo porque TU me nombras. ¿Dejaré de existir ahora? ¿Dejará de existir el sentimiento sin sus manifestaciones físicas?
A lo largo de este tiempo te he ido construyendo en mis palabras. Yo te invento y te defino y me invento la imagen de ti que yo quiero tener. Esa imagen es mía, me la quedo, me la guardo y la conservo. Tu has trascendido ya en mi, a través de mi, en el para siempre de la palabra escrita.
Existo entre otras cosas porque tu me has hecho existir. Existo para ti y por ti. Seguiré existiendo en tu cabeza. Seguirás existiendo en la mía. Hasta que mis pensamientos y tus pensamientos se agoten. Cuando eso pase, habremos muerto como las hormigas y como los hongos de los árbles. En ese momento, y sólo entonces se habrá acabado todo. Con tanto tiempo y tanto espacio, me siento trovadora barata. Cuando las dimensiones se juntan, no puedo conformarme con pensar en la simple existencia humana y termino por creer en la magia, más que en las casualidades. Termino por creer que el amor es más que biología de supervivencia.
Te amo y sin ti algo dejará de existir en mí.

Lunes otra vez

Sigo trepada en la montaña rusa. Y es lunes otra vez, pero lo estoy anticipando cínicamente, con tranquilidad, al menos sólo durará 24 horas. Un lunes no debe durar más que eso. Y luego vendrá otro hermoso martes.
Tarnquilamente agradable como el martes pasado. Mientras me besaba, en el sillón de su casa, y yo trataba de no perder ningún detalle del momento en que el Sr. Spock huía del Enterprise para encontrar su muerte en la Ira de Khan, me pasó por la cabeza la duda: ¿Cómo si estaba yo tan molesta y sentía que él no entiende mis palabras podía yo estar allí, tocándole a escondidas en lugar de ver la peli que teníamos enfrente?
Y sobre todo eso, ¿por qué estábamos a escondidas en su propia casa? ¿No se supone que Michelle sabes de qué va esto? ¿No se supone que yo he comunicado en diversas ocasiones cómo me siento y no es secreto que estoy enamorada?
Pero es obvio que no es fácil para nadie, y entonces termino cargándome con frases lapidarias que terminan siendo irrisorias como: "no se puede llevar una relación de izquierda desde la derecha!" No es fácil para Michelle y Casandra que yo esté enamorada de Eduardo. Y entonces, ¿qué hacemos? Escondernos.
Lo que pasa es que sigo siendo esta niña de prepa que se ve reflejada en shows tragicómicos, que espera señales de no sé dónde y se imagina que un día vendrá alguien a contarle al oído cualquier cantidad de tonterías. Y entonces se me torna desgarrador ser la de "martes y viernes." Y puedo ser terriblemente descarada y decir que YO tengo al de los lunes, a las de los sábados y al de martes y viernes además de la de una vez al mes y fechas especiales, pero es juego complicado. Y el revanchismo no es más que símbolo de lo mucho que me duela sentirme tan accesoria en su vida.
Y después vino el viernes. Me perdí en su mirada, en sus sonrisas, en sus abrazos y sus besos, en los te quieros dichos por mero trámite a mediados de una conversación que estuvo a punto de hacerme llorar. Lo del viernes fue para mi una experiencia extraordinaria, una que me dejó más vulnerable de lo que ya estaba y sobre todo más enamorada.
Fginalmente, el sábado y el domingo dieron paso a otro de esos episodios "necesito demostrarle a Michelle lo importante que es para mi dejando claro lo poco relevante que eres tu en mi vida". Y damos comienzo a un lunes más. Otra semana de Montaña Rusa en la que lo único que me queda por esperar es a que sea media semana para estar hasta arriba.

Sunday, June 14, 2009

Lunes

Todos los lunes amanezco con una certeza: es tiempo de terminar esta relación. Luego, hacia mediados de semana entre miércoles y jueves estoy convencida que no puedo permitirme acabar con algo que me hace la más feliz y llego al fin de semana desolada. Todos los lunes amanezco con la certeza de que es hora de terminar.

No importa cuán bien o mal me lo haya pasado el día anterior. Los domingos suelen ser buenos, aún así, el lunes estoy segura que ya no puedo dar un paso más. La promesa de una nueva semana me invita a comenzarla libre de turbulencias emocionales.

Todos los días de la semana, y doble los domingos, lo quiero. Todos los días quiero platicar, verle en persona, pero son pocos los que se puede. Esta semana que pasó fue especial. El lunes estaba tan segura como siempre que ya no podría más y que nuevamente estaba lista para dejarlo. El martes sin embargo, recibí tres llamadas. No las esperaba, así que me hizo sentir feliz, extremadamente feliz, tanto que sigo hablando de ellas como si se trataran de un regalo excepcional. Para el miércoles me sentía yo nuevamente en las nubes. El jueves comenzó la trsiteza después de que me dejara en casa, porque comienzo a extrañarlo apenas dejo de verlo. El viernes quise verlo y él no pudo. El sábado estuvo aquí Casandra así que él y yo no coincidimos. El domingo fue día familiar y por mucho que yo lo desee, no soy familia. Así que el lunes no me queda más que querer dejarlo.
Es que el amor es así, así así, dice la canción. Yo me emociono con cualquier gesto suyo. A estas alturas él y yo ya sabemos que yo voy a estar siempre disponible y dispuesta a hacer lo que quiera.

Si no me llama, ni me escribe, ni se conecta, ni me contacta, ni da señales de vida, no importa porque me contentaré leyendo conversaciones viejas o escribiendo algo relacionado a con él. Declarándole mi amor intenso, describiendo y analizando nuestra “relación” con pelos y señales. Su tiempo se ha convertido en un regalo muy preciado, cada vez más escaso y cada minuto me sabe a eternidad y me deja deseando más.

Me encantaría lograr que él entendiera lo que me pasa. Quiero que sepa que lo que me pida no podré negárselo. Quiero apelar a su sensibilidad y que termine ya con esto, porque yo no puedo.

Colecciono nuestras conversaciones por hobby, por posesividad, pero sobre todo porque es lo único de él que puedo conservar y a lo que puedo aferrarme. Hay algunas que no me hubiera gustado tener, hay muchas que no necesito guardar para recordar. Hay unas que, de verdad, quisiera olvidar o que no hubieran sucedido nunca.

La semana pasada en un chat me preguntó, algo vagamente, si estoy feliz con el “nivel de relación” que puede darme o que llevamos o que tenemos. Me hubiera gustado que no lo preguntara porque algo en mi me obligó compulsivamente a pensarlo y pensarlo y darle mil vueltas para lograr contestarle. Previo análisis, previa semana y media de comerme el coco en regodearme en el tema, me veo impulsada a contestarle.

Es un cínico, no me cabe duda. A veces pienso, pero si ya sabe la respuesta para qué me lo pregunta! Quizá no, porque yo misma vacilo en las opciones. Todo depende del día, de lo que él quiera escuchar, de lo que yo me sienta con ánimo de compartir. Si lo veo en positivo, sumando y agregando cosas, no me queda más que aceptar, como él mismo lo planteó que hace dos meses y medio no tenía ni si quiera esto. Así que soy la más feliz. Antes no había nada y como valor agregado a mi vida resulta una experiencia excepcional, altamente recomendada. Esa es la respuesta simple y risueña.

Ahora bien, es fácil darse cuenta de que yo soy más que simple y risueña. Por mucho que me ría de mi misma cantando cada noche que “me basta con un poco de tu amor”, y por mucho que sí me baste porque de amor nadie se muere y al final siempre sobrevivo y además siempre digo que sí (que sí a todo, que sí a vernos más tarde, que sí a vernos otro día, que sí a seguir platicando después, que sí a cuando él pueda) por mucho que sea que pueda aguantarme: ¡Me fastidia! Por mucho que sea me duele no ser más que sexo casual y quedar siempre para otro día porque yo es obvio no soy ni remotamente una prioridad.

El hecho de que acepte las cosas tal cual son, no significa que me hagan feliz. Solo es muestra de que sé comportarme como ser civilizado. Es muestra de que entiendo que a veces necesito conformarme con lo que puede darme para seguir teniendo lo que sí quiero.

Acepto su “nivel de compromiso” (neta, ¿qué diantres significa eso?) porque no me queda de otra si quiero seguirlo viendo.

¿Estoy conforme pues con lo que tenemos?

Sí y no. Me encanta poder verlo a solas al menos una vez a la semana, bueno cuando logra al menos darme eso. Me vuelve loca de alegría percibir sus esfuerzos. Aunque a veces me pregunto si no serán los esfuerzos de media semana sólo una compensación porque sospecha que ando de malas en esos momentos.

Aprecio mucho cuando me incluye en sus planes. Adoré el domingo anterior cuando pasamos todo el día viendo películas y este miércoles en el parque de diversiones. Planes familiares, muy lindos. A estas alturas estoy dispuesta a jurar que adoro la última vez que estuvimos a solas, aunque fuera una hora.

De hecho, mi problema es justo ése, me gusta tanto, me la paso tan bien, que deseo repetirlo de inmediato y es cuando me entra la ansiedad y la “locura” y el enojo. Todos al mismo tiempo. Me tiro un berrinche como lo haría cualquier niño pequeño al que le niegan lo que quiere.

¡Quiero! ¡Quiero! ¡Quiero! Quiero tenerlo ya, tocarlo, estar con él al instante mismo en que comienzo a pensarlo. Me descubro anhelando momentos que quizá él no espere. Percibo que él no anticipa con el mismo deseo nuestros encuentros. Él dice que menosprecio sus sentimientos. Me temo que se tan poquito de ellos que no puedo más que adivinarlos.
Odio los lunes por sentirme tan desolada y enojada. Me da no sé qué por descalificarme, sentirme ridícula, idiota, tonta, por reconocerme desubicada y enajenada. Me da por llamarme obsesiva y loca. Me da por terminar pidiéndole que se de por enterado de lo que siento, pero que no me haga caso porque son cosas de niña chiflada que luego se me van a pasar. Me da por decir todo esto porque me da terror que actúe en consecuencia y haga algo "maduro" como finalmente dejarme en paz. Por eso los martes me contento otra vez y espero a que siga el transcurso de la semana.

Friday, June 12, 2009

Expectativas

Lo que sucede con las relaciones entre las personas es que al irse conociendo se van creando expectativas. Al inicio es imposible saber qué esperar, pero con el tiempo se pueden adivinar ciertas respuestas a situaciones dadas. También sucede que se va adquiriendo la confianza de pedir lo que se desea y crecen las expectativas.
Sucede en las amistades, en los noviazgos, incluso hasta en las relaciones laborales. Hay ciertas personas de las que esperamos más que de otras y ciertas otras que nos sorprenden. Yo comienzo a tener expectativas de Meztli y hasta de Michelle, pero sobre todo de Eduardo. Espero ciertas atenciones. Y creo que él ya va notando cuando me estoy empezando a sentir "abandonada". Me gustaría realmente que para mi fuera tan facil como tener sexo sin amor, pero creo que con él no puedo, me parece tan extrañamente facinante que no amarlo queda fuera de la ecuación.
Y entonces suceden cosas raras. Cosas como una semana de vernos y hablar poco, que se remata con un día entero de pasarla juntos en las actividades más encantadoramente geeks del universo. Un domingo familiar aderezado de Star Trek. Y me derrito. Y llega el lunes y muero ya por verlo, pero no hay forma. Y el martes, mientras comenzaba a escribir una carta con las mil razones por las cuales habría que intentar dejar esta relación en nivel de amistad platónica una vez más, recibo una llamada y más tarde otra y se completan tres a lo largo del día. Y entonces estuve a punto de arrancar la hoja y tirar la carta a la basura y darme de topes porque es obvio que yo una relación platónica con él nunca más voy a volver a tener.
Entra en escena Pablo. Pablo es un amigo de mil años que ahora pasa muchas horas conmigo. Anda arrastrando la cobija por su próximo divorcio y quiere que lo "enseñe a ligar." Nótese aquí el cue para "coge conmigo por compasión sin que te importe un bledo enamorarte". Y él no tiene ni idea que yo ahorita no podría coger con ningún otro hombre, porque TODO en mi grita intensamente el nombre de Eduardo. Mis poros destilan ansiedad por el cuerpo de Eduardo y si Casandra supiera que siento esto me mandaría a la mierda y de regreso, tres veces seguidas.
Así pues noche sí y noche también, Pablo me invita a salir. Habla horas de cuánto le gustaría besarme y que le enseñara a ligar con equis y ye mujeres, y luego me da sus "consejos" para ligarlas yo. A mi termina por darme ternurita y con tal de no regresar a casa acepto la invitación de tacos y cervezas, incluso entre semana.
El martes llegué a casa, sintiéndome una Diosa de la decencia por haber logrado esquivar con tal destreza todas las insinuaciones de Pablo, pero sobre todo llegué sintiendo las terribles ganas de que avanzara el día más rápido para ver a Eduardo. En realidad, a veces siento que podría conformarme sólo con verlo y verlo y verlo. Así que impulsada por el alcohol y las ganas de vaciar mi corazón le escribí un mail, lo más dulce que pude permitirme.
Me fui a dormir y al despertar revisé mi correo de regreso. Y ahí estaba, por primera vez una respuesta decente que podría hacerme sentir ligeramente correspondida. En realidad, fue una respuesta que me ha dejado como gata complacida por lo menos para cinco días. Tres llamadas y un mail! Y para rematar ese día lo vi, en plan familiar.
Hemos salido con unos amigos a llevar a nuestros chiquitines al parque. Terminamos cenando en su casa y pude platicar más tranquila también con Michellen(bueno, es que de verdad estoy intentando conquistar a esta mujer, y me siento clueless).
Cuando todavía estábamos en el parque, recibí un mensaje de móvil por parte de Meztli. "¿Dónde está la comuna ahorita? Podría usar un poco de compañía." Independientemente del descaro de tal pregunta, me pareció enternecedor que fuéramos su opción para buscar refugio. Meztli no tiene idea de que cada día, poco a poco, pasivo-agresiva o no, se va volviendo importante en mi vida.
Al llegar a cenar a casa de Eduardo ella ya estaba allí. Fue un poco penoso para mi con los amigos negarles el ofrecimiento de regresarme a mi casa. Ellos no tenían idea de que me quedaría a dormir con Eduardo y Michelle eas noche, ni mucho menos imaginarían todas las cosas que pasan en nuestras noches. Pero Meztli sí que lo sabe y decidió (con un poco de insistencia de mi parte) extender su estadía más allás de la media noche.
Conforme fue transcurriendo la velada, nos quedamos en el sillón frente a la gran pantalla en la sala de tele, solo Meztli, Eduardo y yo. Veíamos unas fotos e imágenes varias que ella quería compartirnos, pero poco a poco se fue tornando en un mal pretexto para no irse. Y parecía que ninguno de lo tres podía expresar lo que queríamos o esperábamos que sucediera esa noche. Eduardo tomó mis manos y las llevó a su entrepierna como suele hacerlo sin reparo. Y acto seguido se dedicó a las tetas de Meztli. Me excita verlo. Me excita sentirlo emocionado. Me excita acariciarlo y últimamente todo parece indicar que me excita ser su moqueta, felpudo, tapete, whatever...
Es evidente que mi formación feminista se incrusta y aparece en los momentos más inapropiados en la vida. El punto es que no me agradó sentirme simplemente objeto de placer, sin ser sujeta receptora como contraparte equitaiva del intercambio sexoafectivo, o lo que es lo mismo, si no me pelan, como por qué estaría yo allí dando a manos llenas. La parte compersiva del asunto diría que eventualmente, Meztli tomaría mi lugar en la entrepierna del señor y yo me convertiría en la parte receptora y que al ver todo el placer que les da sentirse tan amados yo debería volverme loca de éxtasis y placer por darles tanto cariño. Sin embargo, soy realista y reconozco hasta dónde puedo esperar y comparo mis expectativas ideales con las reales.
En pocas palabras: morí de celos y si estaba tan a gusto con las tetas de la otra, yo bien podía proceder a lavarme los dientes como efectivamente lo hice y despedirme para ir a dormir. No esperaba que el efecto fuera a ser que ella quisiera irse a su casa, pero tampoco voy a engañar a nadie diciendo que me molestó que se retirara. Me siento mal, involuntariamente pongo a Eduardo en la posición de tener que escoger con cuál quiere estar, pero no empecé yo. Es muy difícil sentir que todo el tiempo camino sobre hielo delgado tratando de no romper el equilibrio, ni los sentimientos de nadie.
Por la mañana fue aún más penoso, ya que Eduardo me preguntó directamente si me había molestado que jugara con las bubis de Meztli y si por eso no había yo querido seguirlo acariciando. Pero no pude decir nada. No pude explicarle cómo piensa mi cabeza en momentos de estrés. Sólo atiné a explicarle el motivo de mis celos: "no te veo a solas más que dos horas a la semana y tengo que compartir tus atenciones con otra, lo siento, pero no puedo." Me sobrepasó. Creo que no me había pasado tan fuerte como hasta ese momento.
Hace tiempo atrás hablé de las expectativas. Me expliqué a mi misma que no podía tenerlas, pero las tengo. Espero atenciones que sean sólo para mí, momentos que sean sólo para mí, situaciones en las que yo pueda ser plenamente y feliz y pequeños ratitos en que sólo sea yo la que importe, el resto del tiempo me puedo fundir con las sombras, ser parte del mobiliario, lo que sea, pero primero necesito tener mis momentos sólo para mi.
Hay días en que simplemente supera mis expectativas: de pronto aparece en el messenger cuando no le espero, me sorprende con un mensaje en el momento en que he perdido la esperanza de que se acuerde que existo. Dice que me quiere o me manda un beso cuando yo pienso que ni me extraña, me invita al cine, hace tres llamadas, o finalmente después de dos meses se digna a contestar un mail. Son esos los momentos con los que quiero quedarme, creo que para todos los demás, para aparecer de sorpresa afuera de mi trabajo y para las cenas, para ser soporte emocional en momentos de tribulación, existe Pablo. Para hacerme compañía cuando estoy a solas, y para llenar mi agenda desesperantemente vacía. Casandra viene este fin, espero se llene mi agenda.
En cuanto a lo que opina Casandra de todo esto... luego hablamos...

Thursday, June 11, 2009

Polinfiel... Poly infiel

Ella says:
pues lo siento mucho, pero si no le dices tu le digo yo, porque no es justo que el par de cabrones se la pasen con madre y yo tenga que estar aquí dándote la parte emocional
Yo says:
ja ja ja
Yo says:
en eso tienes razón
Ella says:
así que... eventualmente me dirás... y eventualmente le diré
Yo says:
en fin, lo más sencillo es no hacer nada y pasarme por la tienda esta exótica y comprarme un juguetito lindo!
Ella says:
y mira, he dicho algo muy cierto... aquí estoy yo como imbécil escuchándote y el otro muy calientito con su mujer y el otro súper caliente imaginándote
Ella says:
así que como yo no estoy ganando nada de esto… le diré

Wednesday, June 10, 2009

Nada

Nada aquí es real, o tal vez sí.

Algo pasa

¿Qué está pasando con Meztli? No lo sé.
Tuve a bien conocer a Meztli en uno de mis días mas rosas. Literalmente. Ella no ha dejado de recordármelo a cada oportunidad. Era yo un algodón de azúcar. Tennis rosas, agujetas de ositos, calcetas rosas, pants rosas, sudadera rosa, liguitas rosas en el pelo y un par de brochecitos, porque en aquella época yo me vestía y arreglaba más cercana a los 7 años que los 18 que tenía. Ella en cambio iba deportiva en una actitud "soy cool" pero muy "nerd." Algo que solo ella logra. Aunque desde que nos graduamos de la Universidad en su caso ya hace muchos años, ella opta únicamente por el "soy cool!"

Es guapa. Sí, mucho. Tiene buen cuerpo y facciones interesantes. Cuando tuve mi época de fotógrafa le pedí ser mi modelo. Aceptó, pero luego le ganó el recato y lo más erótico que obtuve fue unas fotos en mini shorts, bikini y una par de naranjas. El toque erótico en definitiva lo daban las naranjas.

Con el tiempo me acostumbré a esa forma de ser como liga, va y viene. A veces muy cercana y luego rebota muy lejos. Yo por mi parte, tengo otras amistades con las que me siento más a gusto y cercana. Ahora, por azares del destino parece que es una de esas épocas en que está cerca, muy cerca. Más de lo que es cómodo para mí. Y eso que yo soy abierta y entregada. Simplemente sucede que cuando sé que es temporal, o que las personas terminarán por irse no me da por entregarme igual. Y Meztli se va a alejar eventualmente cuando deje de encontrar divertido este jueguito erótico pegajoso en que nos hemos metido.

Ella tampoco está cómoda. Se puede percibir. Pero insiste en actuar como si todo fuera divertido. Algún orgullo extraño. Por mi parte no hay nada qué demostrar con ella. Si quiere coger quizá se de, pero no seré yo quien insista. ¿Qué está pasando con Meztli? No lo sé.
Un día sin temerla ni deberla, comenzó un flirteo, y de pronto estaba yo en una “orgía” bajando en ella como si fuera yo una amante experta y ella mi amada favorita. No quiero decir que no haya sido agradable, sino que fue asustador como se desarrollaron las cosas.

He tenido que aclararle ya un montón de veces que no es sexo en lo que yo estoy interesada, pero parece ser que eso le molesta. Parece también que le molesta que me interese emocionalmente Eduardo y finalmente, parece molestarle que no esté yo dispuesta a perseguirla. ¿Qué quiere Meztli? No lo sé yo, ni creo estar capacitada para averiguarlo pronto…

Friday, May 29, 2009

Mañana Suave

Y si mi memoria fallara y olvidara cada uno de nuestros encuentro, cada uno de sus besos, cada una de las veces que hemos amanecido juntos, nunca querría olvidar aquella vez, a principios de mayo...
Apenas entró la luz, rodeando el contorno de las gruesas persianas, se iluminó casi por completo la blanquísima habitación. Paredes blancas que brillan y reflejan la luz del día, sábanas blancas, fundas blancas y un acolchado plumón blanco que casi nunca alcanza para taparme a mí. Como las demás veces, mi cuerpo estaba cubierto con una cobija de punto adicional, que pido para no pasar frío en la gélida habitación, helada artificialmente con el mini split que nunca sube de 25, si acaso 26 grados. Sentí su mano recorrer mi espalda y me erizé por completo. El más mínimo roce de su piel me hace ponerme alerta. Esa mañana, la electricidad recorrió mi cuerpo de pies a cabeza y sentí el enorme deseo de brincar encima suyo. Pero no lo hice, traté como siempre de contenerme un poco y ser sutil, si es que alguna vez he logrado ser sutil.
"Mi lugar" en su cama, siempre el mismo, entre él y la pared me guardaba como prisionera. No hay forma de escapar sin despertarlos durante la noche. Procuro para dormir siempre darle la espelada, para obviar su presencia y concentrarme en dormir. Trato de poner mi mente en blanco, tan blanco como todo en la recámara. La primera noche que pasé con ellos no dormí, sentir su cuerpo junto al mío todo el tiempo, me abrumó de deseo, me quitó el sueño. Desde entonces descubrí que darle la espalda me ayuda a no pensar, al menos puedo guardar mis manos y dejar de tocarlo. Por eso, esa mañana amanecí dándole la espalda, recibiendo la luz que se cuela por el resquicio entre la persiana y la ventana directamente en la cara. Sentirle me regresó al mundo de los vivos en un instante. Me di la vuelta y acurruqué mi cabeza en el hueco de su axila. Apenas me sonrió adormilado con los ojos prácticamente cerrados.
Me quedé inmóvil a su lado. Él tomó mi mano y la llevó a su entrepierna. Sentí su sexo endurecido. La ventaja de las mañanas es que una no tiene ni que decir buenos días, para lograr la hazaña. Claro, algo le hizo pensar que estábamos en igualdad de circunstancias, pero las chicas somos distintas por las mañanas. Hay algo en ese hedonismo egoísta con dejo de patanería que me encanta. La sonrisa de ensimismamiento, la actitud de autocomplacecia, el reto a mis normas autoimpuestas. Me encanta y me choca a la vez, pero nunca logro decir nada. Siempre me quedo callada, embobada, casi sumisa, perdida en el contacto con su piel. Esa mañana, tampoco dije nada, me quedé acraciándolo, exitándome poco a poco con mis pensamientos y sus eventuales gemidos. Luego volteó, pareció recordar que que alguien a su lado provocaba esas sensaciones. Besó mi mejilla.
Corrí al baño, a veces la verdadera magia de lo cotidiano son esas pequeñas interrupciones en las que hay oportunidad de recordar que no es un sueño, sino la realidad. Al regresar, lo encontré tendido boca abajo, abrazando su almohada, inclinado ligeramnete hacia "mi lado". Llevaba únicamente una camiseta de algodón, tal cual lo había dejado. Sentí ternura y deseo. Siempre siento esa mezcla cuando lo miro. Escalé la cama para poder llegar hasta él, y como no queriendo recorrí con mi mano desde sus corvas hasta las nalgas.
Me recosté junto a él, lo rodeé con mi brazo y seguí acariciando mansamente. Pasé mi mano suavemente por cada centimetro de piel expuesta. Él sonreía y seguía con los ojos cerrados, en silencio. Nuevamente me besó muy despacio. La punta de su lengua a penas rozó mis labios. Sentí en los míos la suave y dulce presión de los suyos. Fue uno de esos besos suaves llenos de ternura, esos que se dan cuando no es ni la primera, ni la última vez que besarás a alguien. esos que llenos de paz solo quieren regalar cariño. Esos que dicen cosas que las palabras no pueden decir.
Besé sus mejillas, su oreja. Acaricié su cuello, su pecho, su espalda, sus nalgas, sus muslos, tiré de él intentando transmitir el mensaje de que estaba lista para continuar. Se quedó de lado con su cuerpo muy pegado al mío.
Por medio de caricias me hizo saber que ya estaba consciente de mi presencia y que le hizo feliz tenerme allí, con él. Acarició mi pecho, mis pezones, mi espalda, mis nalgas. Regresó a mi pecho y bajó por mi vientre para entrar por mi pijama y encontrar mi vulva. Suavemente paseó sus dedos por mis labios y los separó para entrar cada vez un poco más. Mientras yo acariciaba su pene con un suave vaivén, muy suave un tanto insegura.
Volvió a besarme. Más suave, si se podía. Tanto que no podía reconocerle, por un momento me cuestioné si sería el sueño, o el intento por guardar silencio para no despertar a Michelle, pero luego me di cuenta de que él sí estaba despierto, no era sueño, era algo más. Los minutos de caricias y besos se extendieron y bailaron lentamente en el tiempo. Finalmente rompió el silencio: emitió la tan ansiada frase de cortesía heterosexual, recurrente y esperada en estos casos "¿quieres que me ponga el condón?" Esa pregunta siempre me llena de vergüenza, pero discutiré luego las razones, no ahora. Contesté que sí, y se lo puse con la pequeña rutina que hemos desarrollado para ello.
Entró en mí con firmeza y comenzó un suave y exitante vaivén. Fue dulce, tierno. Fue más de lo que yo esperaba, fue todo lo que yo deseaba. Esa mañana cogimos, pero fue diferente de todas las demás. Para mí fue distinto y por eso no quiero olvidarla. Sentí otra cosa. Esa mañana, él me hizo el amor.

Thursday, May 21, 2009

El arte de la guerra

Estoy leyendo en mi trabajo El arte de la guerra, este libro oriental que sirvio para guiar a grandes jefes de estado. Se supone que lo leyeron Napoleón y Hitler y bueno, que todo gran político debe leerlo. Allí vienen estos consejos como que debes fingir debilidad cuando eres fuerte, nunca mostrar todas tus cartas y así y así. Casandra es hija de político. Se crió leyendo a Maquiavelo y siempre ha tenido una visión clara de las cosas de la vida. Su capacidad de análisis y la frialdad con la que ve la vida me deja en una mezcla de certeza y desencanto (de la vida, no de ella). La admiro como a nadie. Creo a pie juntillas cada una de sus conjeturas. Cómo podría no creerle cuando siempre parece que sabe lo que dice. Casandra me observa con mirada fija, suspira, coloca sus dedos índice y medio en la frente y el pulgar en la mejilla, luego se agita un poco y con la misma mano, regularmente la derecha, se acaricia la frente y vuelve a posar su mano en la forma original, resopla un poco, aprieta los dientes y finalmente con voz grave y serena suelta alguna verdad. Alguna verdad absoluta. Sus verdades siempre son absolutas.
Ella conoce el arte de la guerra, y reconoce cuando alguien lo aplica. Nos ha servido en el medio del activismo. También percibe cuando alguien incluso sin saberlo, llega de forma intuitiva a ejercer poder o violencia. Se necesita una persona violenta para identificar la violencia. Hay muchos tipos de violencia. Está la física, la que acostumbramos llamar violencia, pero también hay todas esas formas sutiles, tácitas, implícitas a las que llamamos de muchas otras formas.
Dicen que en la guerra y en el amor todo se vale. También que el fin justifica los medios. Yo en cambio, a veces me da por eso que llaman ética y me encuentro un poco asustada cuando descubro que he sido víctima de violencia. No de la física, sino de la otra.
Llevo días y días y días y más días de los que puedo recordar leyendo sobre compersión. Y cada día que creo que he llegado al Nirvana, me doy cuenta que muy dentro de mí sigo siendo esa ente posesiva, monstrua verde llena de celos. Soy celosa, muy celosa. No soy celosa todo el tiempo. Ni celo sin ton, ni son. Soy celosa sólo cuando me dan motivos, y por motivos me refiero a cuando alguien viene y en mi cara suelta frases con la mera intención de miar territorios. Me encanta esa frase "miar el territorio", me parece la que mejor describe la situación.
Como Casandra anda visitándome y hemos tenido mucho tiempo de platicar, le he ido contando poco a poco las situaciones que he vivido en esta aventura poliamorosa que estoy emprendiendo. Y a veces se sorprende con mi "ingenuidad." En su opinión tengo mucha fe en las capacidades humanas. En su opinión soy medio boba por confiar tanto. le cuento los artículos que leo, le reseño los blogs, le comparto mis emociones y de pronto si suspiro le digo, "perdón, es que lo estoy extrañando un poco." Frunce un poco el entrecejo y me dice algo como: "tu sabes, Poly, antes que otra cosa soy tu amiga, soy esa amiga que siempre he sido y solo puedo decirte 'go for it', pero acuérdate que siempre he sido carrillosa y que me doy cuenta que estás contando las horas para que me vaya y puedas verlo." Luego me mira condescendiente y me da un beso. A veces, solo me da el beso, otras me aprieta la mano.
Hoy le compartí en el autobús, esa desesperación que siento por verlo y el miedo que me da que sea unilateral. Le dije que yo entiendo que todo ha sido muy rápido y que por ende comprendo que había planes previamente adquiridos en los cuales yo no me puedo acomodar. Muy sabiamente me dijo: "piénsatelo bien, Poly, porque ahorita estás jugando a la paciencia, pero luego eso se te va a ir convirtiendo en frustración si las cosas no cambian." Claro, entiendo muy bien que hay boletos comprados como con tres meses de anticipación para un evento y es natural que no haya lugar para mi en un dia preciso, porque hace tres meses no había forma de que nadie supiera que habría una relación aquí. También le expliqué que mequeda muy claro mi lugar y mi espacio porque hay días, fechas, horas y demás en donde no hay explicación para mi presencia. Y ella me ha preguntado: "¿qué va pasar si las cosas no cambian y sigue sin haber espacio para tí? ¿Te vas a conformar con eso?" Y se puso a cantarme la canción de José José de las migajas de tu amor y tal. Como estuve leyendo blogs con experiencias personales y había una en particular de una chica que prometió a su marido tener una relación primaria sólo con él y con cualquier otra persona serían secundarias, me llegó muy profunda la historia. Sobre todo, porque pasado un tiempo se dio cuenta ella de que sus sentimientos crecían y no de forma secundaria para su segundo amor.
Mis sentimientos parecen bañados en levadura. Crecen y crecen y se esponjan, y como tengo a mal hablar mucho de ellos, parece que me regodeo en ver cuánto se expanden. Anoche en la cama Casandra y yo hablamos de mis mil amores. Desde Número1 hasta su primo MNX. Hablamos de sus posibles amoras. Hablamos y hablamos y hablamos hasta que nos quedamos roncas de tanto hablar, y después cogimos. Esta semana hemos cogido como nunca. Con una intensidad desconocida para ambas. Me atrevo a decir que nos hemos redescubierto como no lo hicimos al inicio. Con una libertad plena, sin secretos, sin máscaras.
Cuando terminó de cantar y de ver mi cara de molestia por un último texto que recibí de Eduardo, me dijo al bajar del autobús: "Si yo tuviera los recursos económicos te diría'Poly, vámonos con los niños un mes a la playa' y cómo podrías decirme que no. si tengo derecho a veto y tienes que fingir que me quieres más que a nadie, cómo me dirías que no. Pero eso sería juego sucio. Lo ético sería decirte: 'Poly, platica con tu Eduardo, cómo ve que te vayas unos días'. Porque lo ético es ver por tus sentimientos, los de Eduardo, lo de Michelle, los míos, los de nuestros hijos. Lo ético es platicarlo. Me atrevería a decir, aunque no la conozco, que Michelle está jugando a no darse cuenta y seducir a su marido con 'Lalo, vamos a la Isla' o a tal fiesta o tal cosa y poner largas y pretextos para que no tenga tiempo de verte. Pero te digo, es lo que yo haría si tuviera recursos económicos y si no quisiera que estuvieras pensando en él todo el tiempo. Ya ves lo que dicen en la guerra y en el amor todo se vale."
Y luego pasó su mano por su frente y resopló otro poco. Claro, ella no conoce a Michelle, ni ha leído los artículos de compersión que le he recomendado, ella no cree que un hombre pueda tener algo más que interés sexual en una mujer, y bueno, está intentando darme por mi lado en todo este rollo sin verse muy preocupada o celosa o cualquier cosa. Yo por mi parte, acabo de sentirme nuevamente invadida por ese monstruo verde de celos, me he puesto a pensar nuevamente en ese asunto que pensaba olvidado de la Isla hace dos semanas, me he sentido violentada y como no creerle a alguien que ve las cosas fría y analíticamente desde afuera cuando dice literalmente que se han miado en el territorio para recordarme mi lugarcito afuera de él. Intento, de verdad intento sentir la dichosa compersión, y quiero creer que estos N días sin ver a Eduardo han servido para su felicidad y crecimiento personal, ¿pero y qué hago con mis locas ganas de verlo ya mismo? En fin, que de verdad no quiero estar todo el tiempo esperando en el rincón como la muñeca fea para cuando tenga un ratito que darme. Menos cuando en alguna de las conversaciones víamessenger enla distancia que tuvimos él me dijo aquello de "luego me cuantas cómo nos ayuda que Michelle esté enojada contigo." Lo cual significa que además de todo tengo que tener feliz a todo mundo. Creo que a mi El arte de la guerra no me está sirviendo de nada y que Casandra tiene razón en una verdad absoluta: yo soy muy ingenua.

Monday, May 11, 2009

Extrañando a dos

Me voy a enfocar en lo positivo. Amar a dos no es fácil. Menos cuando no la veo a ella, ni a él. Casandra en otra ciudad estudiando y Eduardo viajando por vacaciones múltiples. Luego yo, con una vida social atravesada y las cosas políticas demandantes. ¿Cuándo los voy a ver?
Pero entonces pienso en la mujer más maravillosa del universo, amándome porque sí. Sólo porque le gusto y le complace mi presencia en su vida. Pienso en cómo me extraña. En cómo cambió su vida para meterme en ella. En cómo me dio el regalo más grande que tengo en la vida: mis dos hijos! Pienso en cómo clava en mi su mirada como si no hubiera nadie más en el mundo y en cómo modula su voz para decir mi nombre en diminutivo. Cierro mis ojos y puedo sentirla compartiendo mil y un locuras. Siento su fe en mi. Eso es lo que más me llena, toda la fe que pone en mí. No en algúun logro, o una obra, sino en mi persona. Ella tiene fe en que SIEMPRE voy a estar con ella. Normalmente no es agradable que te den por sentada, pero en el caso de Casandra, es algo reconfortante, porque ella no confía ni en su sombra, y sin embargo confía en mí. Soy codependiente, me gusta sentirme necesitada.
Y luego, por otra parte, pienso en él, que no tiene necesidad de meterle complicaciones a su vida y sin embargo me involucra a mí.
Hace unas horas platicaba por messenger con Meztli. La agarré de confidente. Me preguntó:
Meztli - says:
te estas enamorando?
Meztli - says:
ilusionando?
*Poly* - says:
Es sólo que hay detalles que me destantean, y luego otros que me ubican de nuevo en la realidad y es rarísimo...
Meztli- says:
qué detalles te destantean?
*Ploy* - says:
O no sé, que me tenga paciencia! ja ja ja, siempre me intriga cuando alguien me tiene paciencia!
Meztli- says:
ahhh ok
Meztli - says:
yo te tengo paciencia?
*Poly* - says:
Cómo que mi parte desconfiada se pregunta "por qué?"
Meztli- says:
porque te queremos
Y yo, la verdad, no supe qué decir. Meztli no es la persona más indicada para este tipo de conversaciones. Ni si quiera creo que su gama de emociones abarque el punto en el que podría empezar a entenderme. Un día le dije "tu y yo podríamos ser las mejores confidentes y entendernos por estar en situaciones similares." Y aún así, eligió mentirme en una "confidencia" cuya fuente yo ya tenía clara. Así pues, me doy cuenta que aunque yo quiera no puedo pedirle más que un rato de buen humor. Pero lo relevante de nuestra conversación de hoy en el messenger es que cuando me preguntó directamente las acciones que me enamoran, no se la pude compartir.
No pude hablarle de las miradas. No pude decirle: "la forma en que me habla" o "el tiempo y mensajes que me dedica." Ni mucho menos: "los problemas en que se mete por mí con Michelle." No pude contarle nada. Pero tampoco es algo que yo pueda responderme a mí a la primera.
Llevo dos días intentando escribir una carta de amor. Por cursi que soy, y por ejercicio mental. Pero después de dos borradores y un montón de devenires, no tengo idea de qué poner. Lo que siento en un momento no es que cambie al que sigue. Lo que siento permance, lo que cambia es mi capacidad de compartirlo. Hay días que me siento inmune, como si pudiera decirle lo que fuera. Y hay otros en que tengo miedo de decir algo "inadecuado." Y la ñora de ochenta que vive en mi cabeza grita "todo es indecente e inadecuado en esta relación, jovencita!"
Pero me exita, me encanta, me hace conservar una nueva ilusión. Me gusta. Me gusta su cara, me gustan sus manos, me gustan sus ojos. Me gusta. Y a parte, me gusta él. Es decir, su forma de ser, su forma de hablar, su manera de pensar y de actuar. Es simple: me gusta. Y me siento la más ridícula: como si estuviera a punto de llevarle una serenata: "que por qué te quiero... son mil cosas a la vez!" ... Y yo con una voz ronca elevo mi canto al cielo, esperando que la luna le lleve los acordes, y me rio de mí misma y lo ridícula que soy.
Le quiero lo suficiente como para realizar rituales estéticos-sociales completamente fuera de mi ideología feminista (i.e. pelearme con el rastrillo en la regadera!). Y le quiero tanto como para aguantar las cucarachas que caminan junto a la compu por las noches cuando vengo a platicar con él por messenger. Y alguna persona suspicaz dirá: pero por Casandra también lo harás, ¿no? Cabe recordar que ella también es feminista. Aunque bueno, lo de las cucarachas claro que también lo hago por ella. Claro, que cabe decir que ella es la que se ha chutado más bichos por mí que yo por ella, en fin, creo que ella me quieres tres cucarachas y unas cuántas hormigas! Eso es amor!
Ese dicho ridículo de te quiero de aquí a la luna y de regerso, me queda corto. Creo que tengo una nueva medida: "te quiero dos cucarachas encima!" Soy disgustante lo sé... son los estragos de los desvelos y la pobreza.
Había una película situada en NY que trataba de cucarachas parlantes, era simpática. Y no hablo de Mimic... Faltaba más! Ahora cuando pienso en los amores de mi vida voy a pensar en plagas! Porque también cuando veo ratas pienso en Número1 y no porque sea yo una grosera insultante, sino porque había un ratón en su casa y le daba miedo. Y bueno, una prueba de amor de su parte era quedarse al teléfono horas, aún sabiendo que podía salir "Mickey" en cualquier momento de su guarida. Quizá lo significativo de estas desvariantes anécdotas es como los miedos más bobos y las emociones más ridículas terminan uniéndonos a las personas que queremos.
En fin, aprovecharé nuestros desencuentros y la falta de actividades en tiempo "real" es decir mi periodo vacacional y de espera, para postear muchas entradas viejas guardadas en mi libreta. También aprovecharé el tiempo para pensar una rsepuesta a las preguntas de Meztli. Sirve que mientras reflexiono me siento llena de ella, llena de él y no estaré tan sola mientras extraño a dos!

Saturday, May 2, 2009

Moneda al aire

Empiezo a sentir angustia otra vez. A veces, me pregunto si no seré adicta a esta sensación de incertidumbre. ¿Qué siento? ¿Qué me impulsa a estas acciones impúdicas similares a un suicidio político? ¿Qué raro alien me invade la cabeza y me ordena envía un correo matón? A estas alturas ya debía yo de haber dejado de usar definitivamente el correo electrónico de por vida.
Hoy a medio día platicaba con Casandra por messenger. Le platiqué cómo me siento. Le dije con lujo de detalles cada una de mis sensaciones. Y me sentí liberada. Tanto que no dudé en poner en práctica su consejo: "mándales un mail explicando cómo te sientes."
No sería la primera vez. Hace seis años, cuando ella y yo apenas empezábamos también mande un mail. Aquel mail iba dirigido a ella y su primo. Decía poco más o menos: Queridos MNX y Casandra, Quiero que les quede claro que los quiero mucho a ambos. Sin embargo, quiero que sea evidente que estoy enamorada de Casandra y no de MNX. Así que de aquí a que me vaya al DF, seguiré saliendo contigo si quieres, pero que sepas que con la que quiero es con ella.
Y bueno, pasé un par de horas de angustia, y quise esconderme bajo las piedras. Y corrí a casa de Malena, porque en aquella época siempre me refugiaba en su casa. Cuando mi moneda cayó del aire, Casandra estaba feliz de que le hubiera aclarado a su primo que quería con ella, pero molesta de que planeara seguir saliendo con él mientras que estuviera en la ciudad. Sin embargo, ella no planeaba dejar a su novia, por lo que el trato era justo. En aquella época no éramos las evolucionadas poliamorosas que esperamos llegar a ser algún día.
Por su parte, el primo MNX, llamó para decir que mientras él pudiera aprovechar mi presencia no le importaba donde estuviera mi corazoncito. Me da risa cuánto usan ese mismo argumento las personas. Yo por mi parte, me dejé querer.
Yo ahora siento angustia. Tiene ya más de 5 horas que mandé mi mail, a Casandra, Eduardo y Michelle explicando mi necesidad de ser claros con respecto a nuestros sentimientos, pero principalmente a mis necesidades afectivas.
"Como decía, he estado leyendo, me he documentado. Ya pasé por wikipedia (en
inglés) "swinging/The lifestyle" y "open marriage". Una cosa me llevó a la otra
y me di cuanta que necesito explorar más la "compersión". Será mi meta personal.
Pero bueno, sobre todo me di cuenta de que yo no soy swinger. Yo soy
poliamorosa. Yo soy de sentimientos y emociones y muy fuertes. No de nadar
cogeloneando un rato y luego olvidarme, eso a mí no me pasa ni me va a pasar. Lo
entiendo, lo admiro, lo he hecho, pero no es lo que busco en esta parte de mi
vida. La otra cosa, la que me motiva a mandar este mail, es la de la apertura. He
comprendido que necesito ser más abierta y clara."
Y bueno, en el colmo de mis descaros y cinismos me burlo un poco de la terrible idea de mi misma al mandar el mail con:
"Me estoy sintiendo cada vez más emocionalmente apegada a Eduardo, claro, no
sería yo tan superficial como para calificarlo de "crush tipo prepa" pero cada
quién puede usar la nomenclatura que le de más paz emocional a su sistema.
Entiendo que en este momento los tres pueden agarrar y tirar este correo a la
basura y hacer como que no pasó. También me queda claro que un@ de tres podría
decidir no seguir leyendo. Quiero creer que ya lo sabían, pero que no esperaban
tanto descaro de mi parte. Pues bueno, resulta que yo siento esto y no sé
guardármelo, pero tampoco sé qué se dice en estos casos. Han cruzado por mi
cabeza opciones como: "Querida esposa mía, ¿me das permiso de salir con el
marido de una de nuestras amigas, que eventualemnte podría ser tu consuegra y
que por cierto es una colega artista?" o quizá "Querida amiga, ¿me das chance de
salir con tu marido?" ( y claro he pensado opciones de verbos para sustituir
salir tales como datear/besar/coger etc...) Y bueno, no está de más preguntarle
al interesado, no? "Estimado amigo de la prepa, amigo de mi ex, marido de mi
amiga, ¿quieres salir conmigo?""
Y remato con:
"Michelle, yo no quiero ser el affair de tu marido, ni la
rompehogares, ni la causa de mil y un discusiones, ni mucho menos como les digo
hacerme mensa, y jugar a las escondidas. A mí eso no me va. Pero reconozco que
soy una persona valorable y que merezco tiempo y que voy a pedir ese tiempo. Mi
objetivo es ser abierta y pedir tu comprensión a mis sentimientos (y la dichosa
compersión de la que tanto he leído, ja ja ja). Obvio, si la idea te
disgusta, te molesta, te sobrepasa, te estresa o incomoda yo lo puedo entender,
asimilar y aceptar. Prefiero saberlo ya y no estarme preguntando después si
tengo que lidiar con una esposa celosa o esas cosas que ni a ti ni a mi nos van
bien."
Y mientras mi moneda sigue girando en el aire, yo espero mordiendo mis uñas y comiéndome hasta los pellejitos de cada dedo. Y temblando cada que oigo el "plunk" del messenger esperando ver que alguien se conecte. Pero nadie dice nada. Nadie contesta mi mail y yo sólo siento las horas pasar. Hoy no puedo correr a casa de Malena. Hoy no puedo correr a contarle a nadie mi locura. ¿Cómo explicas esto? ¿A quién?
¿Mi mayor temor? Que cuando la moneda caiga sea efectivamente para que Eduardo me diga "¿Cómo se te ocurrió?" o para que Michelle me plante un bofetón y me recuerde mi lugar y me obligue a no volver a buscar a su marido. Al menos sé que mi mujer lo entiende y está abierta a lo que pase. Eso me queda de consuelo. Y ya, ya quiero saber, porque no puedo seguirme escondiendo todo el tiempo y necesito que eso quede claro. Y así, si no se puede, al menos sabré que terminó antes y no después cuando duela más.

Friday, May 1, 2009

Un caballero no tiene memoria...

Dicen que un caballero no tiene memoria, pero bueno, yo no soy un caballero. Ni si quiera soy una dama. Y me encantatenere memoria. Me ilusiona y reconforta recordar cada detalle, cada caricia, cada palabra. Io lo ricordo todo, es mi frase favorita, la dijo uno de tantos, de esos que precisamente no era un caballero. Creo que nunca he sentido atracción por caballeros, solo por personas apasionadas.
Me parece adecuado para salir de tanta bruma un poquito de reconfort en esas memorias tan lindas. Además, se supone que hablaría de mis mil amores y sólo me he concentrado en uno...
No tengo preferencia cronológica, ni considero prudente hablar de un orden de importancia, tampoco me agrada el oden alfabético, así que simplemente relataré según me venga a la memoria. Soy democrática, así que hay de todo, de derecha, izquierda y centro. Nacionales y extranjeros. Hombres y mujeres. En escenarios locales y exteriores. Blancos, negros, flacos gordos, altos, chaparros, todo. En la variedad está el gusto (aunque hay gustos que merecen palos).
El día de hoy, en primavera, con este clima templado, un poco nublado, pero agradable no puedo sino pensar en el Rumano. Lo llamaré así, no por su identidad sino por la mía. Me encanta recordar cómo nos conocimos porque ha sido el encuentro más tierno, romántico e inusual de todos en mi vida. Puedo decir que estaba en el lugar correcto, en el momento correcto y de la forma correcta. La vida lo puso allí para mí. Y como yo sí creo en el destino, no puedo sino pensar que nuestras vidas habrían de cruzarse por alguna extraña razón para ponerle orden al Universo. Sólo porque las estrellas lo desearon. Sólo porque así tenía que ser.
Era una tarde de marzo, en Valencia, cuando se celebraban las Fallas. Yo iba con mi perrita por el centro y tras horas y horas de caminar nos sentamos agotadas en una banca. De entre cientos de gente en la calle se acercaron tres hombres vestidos de negro a la banca donde yo estaba. Altos, delagos, rubios y de pelo largo. Cualquiera hubiera pensado que eran una mezcla de bandido y motoqueros. Uno de ellos sacó un sandwich de boloña y comenzó a darle de comer a mi perro. Sin hablarme. Otro de ellos, Rumano, me observaba. Como comencé ponerme nerviosa le dije al perro: "Perro, despídete de tus amigos ya nos vamos." Me paré y me fuí, pero cortesmente sonreí a los chicos antes de marcharme. Entré a un cyber que había cerca. El local tenía grandes ventanas que permitían la entrada de lus del exterior y que en realidad mostraban todo del interior. Me senté en una computadora alejada de la gente, pero pegada a una ventana que daba a un café en la calle de al lado. Pude ver que al café entraron los tres chicos y ocuparon una mesa cerca de la ventana donde yo estaba.
Rumano me seguía observando. Yo procedí a ignorarlo y checar mi correo. Me llegó un correo de Número1 diciendo que iba a irse a NY con Tetona y yo por su puesto, en ese momento de angustia sentí que moría. Algo dentro de mí estalló tal cual lo hace en esos casos y comencé a llorar como una niña. Rumano, entró al ciber y me dio un papel con su nombre y sus datos y me dijo que lo llamara. Yo atónita lo miraba incrédula de pensar que un desconocido me estuviera dando sus datos y que osara pensar que yo lo llamaría. De pronto pareció notar que yo estaba llorando y se preocupó.
-- ¿Te he molestado?
-- No.
-- Bueno, entonces dame tu teléfono y mejor yo te llamo.
Estaba yo tan nerviosa que ni si quiera noté su acento. Yo quería quedarme sola, así que sin pensarlo le di mi número. Nunca he podido mentir ante una pregunta directa. Pasé horas esa tarde pensando porqué no le di un número falso. Pero no pude. De mis labios sólo brotó mi número y no hubo marcha atrás. La suerte estaba echada.
Él regresó con los otros dos chicos, pagaron su café y se marcharon.
Transcurrieron dos días de terrible amragura para mí. Deambulé por las calles de Valencia con mi perro recolectando material para mi obra más reciente. Lloré por las vías del tren. Lloré junto a los sembradíos de cebollas. Lloré por las playas desoladas. Lloré en el bus cuando iba a la escuela. Y el martes, por la tarde, justo cuando iba en uno de esos buses, llorando, entró la llamada a mi móvil. Era él, Rumano, invitándome a salir el jueves. Cumplió la regla de llamar antes de 4 días. Estaba interesado. Y yo ya estaba cansada de llorar. Dije que sí. Quedamos de vernos en el mismo ciber donde nos conocimos.
El jueves llegué tarde. Siempre llego tarde. Él me esperaba con una rosa. Me llevó una rosa. Me pareció una mezcla de detalle friki y tierno. Todo él me parecía una mezcla de algo friki y tierno. Su cabello largo rizado, su aspecto de gitano, motoquero, bandido. Su chamarra de cuero negro. Su cara larga, su cuerpo flaco. Me daba miedo, pero me parecía dulce.
Y yo en esa cita me sentí la más infiel de todas las mujeres. Oficialmente me declaré viuda del gran amor de mi vida y sin embargo, aún doliente estaba tomando un café con un desconocido que bien podría ser un loco maniático que descuartizaba mujeres. Fuimos a un café cercano. Yo, en plena depresión no tenía ganas de nada. Sólo pedí una infusión de manzanilla. Él pidió un café americano, le gustaba el Nescafé. Pedir Nescafé en un café nice de Valencia, era casi un insulto, pero a él le gustaba el Nescafé.
Rumano, obviamente, era de Rumania, ya no recuerdo de qué pueblo, quizá nunca me lo dijo, o quizá sí. Por aquel entonces yo siempre cargaba una libreta y cuando había una palabra que no encontrábamos, la escribíamos en inglés y encontrábamos el significado intermedio. De allí en fuera, su español era muy bueno y como quiera, yo no estaba interesada en grandes historias. En fin, era de un pueblo, vivió su infancia bajo el regimen comunista. Era campesino en la parcela familiar y esas cosas. Llegó a España haciendo de todo. Pizcó fresas y aceitunas en Andalucía. Ahora, estaba en Valencia trabajando en la granja de la familia de su cuñada. Rumano tenía un hermano gemelo y otro 10 años mayor. El mayor tenía una novia española para la que trabajaban todos.
Y yo me veía a mí misma, sentada en un café español hablando con un campesino rumano y me reía para mis adentros. Tenía entrenamiento técnico también, era diseñador y hacía serigrafía, pero su sueño era dedicarse a la navegación, comprar un velero ye recorrer el Mediterráneo. Él no podía creer que yo fuera mexicana. Le sorprendió mucho, y creo que hasta le decepcionó, después de todo un ilegal siempre busca un ancla, pero yo no pensaba esperar a una segunda cita.
Y sin embargo no me dejaba ir. Cuando la hora se acercaba a hacer evidente una despedida, él me miró, me tomó de la muñeca y me dijo con su acento particular "y mañana qué vamos a hacer?" Yo como siempre cuando las preguntas son directas, me puse en modo respuesta sincera y dije, no tengo planes. Bueno, fue la invitación segura para otro café.
Volví a llegar tarde. Me volvió a esperar con paciencia y esta vez me llevó unas cintas grabadas con su música favorita: Heavy Metal, nada que sea mi estilo. Hablamos por horas y al llegar el final, él ya tenía planes para no sé cuántas veces más que nos viéramos. Quería llevarme a tomar tequila y llevarme a conocer el pueblo donde vivía, junto a Valencia y llevarme a... y yo sentí que quería escapar.
-- Y mañana qué vamos a hacer?
Pero yo ya estaba preparada, había pensado por dos horas que "mañana no iba a poder", y no esperé su contraataque:
-- Y el día después de mañana qué vamos a hacer?
Muy bien, tengo que aprender a pensar más rápido que mi boca.
--Nada.... pe, pero, pero, tengo que sacar a pasear a mi perro.
Y así fue como terminamos teniendo una tercera cita en la playa, con todo y perro. Encontramos un café donde pudiera yo entrar con todo y animalito. Yo nunca pedía otra cosa, y él tampoco. Siempre eran Manzanilla y Nescafé. Allí me volvió a contar de su velero y de cómo planeaba llevarme por el Mediterráneo enh unos cinco años y cómo su vida junto a la mía iba a ser hermosa y como...
--Disculpa, pero yo estoy enamorada de alguien. En México.
-- ¿En México? ¿Pero tu aquí, no? ¿Y él allá? No me importa, tu cuerpo está conmigo.
Estaba loco, no me cupo duda y me volvió a dar ternura, y perdí el miedo, pero sobre todo sentí paz. Pero estaba loco.
Por seguridad, no quise verlo en toda la semana. Por seguridad y por las clases. Pero el siguió llamando. Y volvimos a salir el fin de semana, a otro café y luego otro y otro, hicimos esas cosas ridículas como tomarnos fotos en una máquina y caminamos mucho, mucho.
El tercer fin de semana me planteó las cosas como son: Ya íbamos pasada la sexta cita. Me plantó un beso en la boca. Fue en la calle, en una parada de autobús mientras yo esperaba a que pasara el que me iba a dejar a mi casa. Me invitó a cenar a su casa y conocer a su hermano al día siguiente que iba a ser sábado. Pero había que ir temprano porque era un pueblo, cerca de Valencia.
Al día siguiente por la tarde, en el café me hice mensa. Ya habíamos hablado de sexo en otras ocasiones, pero siempre en tercera persona y no de nosotros. Pensé "siendo europeo y con otras costumbres él espera otra cosa" y yo tan boba y tan poco asertiva como siempre no sabía ni qué pensar. Era obvio que se me antojaba. Pero era también obvio que me daba mucha pena. No podía dejar de pensar lo infiel que era con mi único amor, aunque él ya hubiera regresado de su súper semana en NY con Tetona. El sábado en el café estuve tonteando, tratando de decidir y al final me dijo "mi hermano hará arroz con leche para ti, tienes que ir".
Vaya, tuve que ir. Tomamos el tren hasta el Pobla de Farnals y luego caminamos y caminamos y caminamos hasta llegar a su casa. Era lejísimos.
Su hermano no sabía ni media palbra de español, pero hablaba muy bien el inglés. De pronto allí, en medio de la nada me invadió el pánico. ¿Qué pensaban hacer estos gemelos depravados conmigo? ¿Compartirme? Sentí que no iba a poder estar allí. Me faltó el aire, sentí miedo. Entré a llorar al baño y traté de recuperar la compostura. Salí y efectivamente: había arroz con leche. Delicioso. NUNCA NADIE HABÍA HECHO ARROZ CON LECHE ESPECIAL PARA MÍ. Ha sido la experiencia más erótica de mi vida. Sólo probarlo, comerlo, con una textura diferente. era una receta distinta a la que yo conocía y el resultado muy especial. Casi logré relajarme.
Me quedé muy callada. Rumano puso música en la grabadora, la más suave dentro de la variedad del rock pesado. Cosas tranquilas. Su hermano edsapareció en su propia habitación. Quedamos solos, apagó las luces y me sentó en el sillón donde comenzó a besarme.
Me puse muy nerviosa. Me quise ir. Le dije que quería irme. Y puso una cara de preocupación muy fuerte. Me explicó que ya no pasaba ningún tren ni nigún autobús a esa hora. Que él había asumido que pasaría allí la noche. Le expliqué que yo no había avisado en casa. A quién si tus padres están en otro país. A mis compañeros de casa, se llama responsabilidad. Se llama culpa. Se llama como quieras que se llame pero quiero irme. Y lloré y me besó. Y me dejé llevar y llevar y llevar.
Fue dulce, fue considerado, fue maravilloso. Apenas hube salido de mi asombro, me inavdió la culpa otra vez. Ahora más fuerte y más incontrolable que antes. Quiero irme de verdad. Dime cómo y yo camino. Yo te llevo.
Y me llevó rodeando toda la playa. Salimos a las tres de la mañana de su casa. Tomamos el rumbo de la linea costera y caminamos por la carretera. No había ni un alma. La luna iluminaba el camino. El mar reflejaba la luna y daba más luz. Me tomó de la mano. Me abrazó y me dijo que me amaba, que no le tuviera miedo, y que si necesitaba volver a casa él me llevaría aunque nos tomara tres horas. Efectivamente nos tomó tres horas. Los cafés, las pláticas, la cogida, nada me enamoró. Lo que me enamoró fue darme cuenta de que sacó paciencia de un lugar donde nadie la tiene y me llevó. Me siguió la corriente, me dio paz, nunca se enojó. Aguantó cada una de mis locuras. El tres es un número que persiguió nuestra relación, ed la forma más rara. Ya fuera con su hermano, con mi perro, o con Número1 en mi cabeza, siempre habíamos tres. Duró tres meses nuestra relación. Me tomó tres horas de caminata enamorarme de él. Nos veíamos tres veces a la semana y cada tres citas me sentía más de él. Fueron tres las llamadas que me hizo a México cuando volví.
Es la única relación que he tenido con alguien en la que prácticamente nunca he discutido. Se que él nunca había conocido a alguien como a mí, se que todavía me recuerda cuando da la hora en punto. Esos tres meses hice más locuras a su lado. Y puedo jurar que han sido los tres meses más pacíficos de mi vida. Soñé, soñé, soñé y dejé crecer una ilusión de lo más linda, siempre con la consciencia de que tenía una fecha de vencimiento ya había que aprovechar cada día.
El último día que nos vimos fue en un café. En un lugar público, en medio de la gente y sólo por hora y media. Tomamos un Agua de Valencia que él siempre había querido probar y que había ahorrado para llevarme a tomar. Mi pobre campesino rumano con aires de navegante de velero. Es uno de mis más dulces recuerdos y uno de los pocos que logra sacarme una sonrisa en días como hoy. Cuánto me gustaría poderme tomar la vida siempre con tanta tarnquilidad y tanta filosofía. Creo que me viene bien recordar que a veces las cosas se pueden tomar con paz y tranquilidad y también saben bien.
En fin, a ver qué más logro recordar...

Thursday, April 30, 2009

Siempre sigo viva

Mi canción favorita desde tiempos remotos es "I Will Survive." Cuando una es hedonista y sabe que va a entregar cada pedacito de sí misma, sólo le queda por consuelo tener la certeza de que se va a sobrevivir siempre pase lo que pase. Y pienso en mi como una cucaracha emocional capaz de sobrevivir a cualquier bombardeo atómico al que decida someterme. Que prefieres no casarte porque tienes planes de grandeza, ir a Argentina y explorar el mundo... POW!!! Sobrevivo! Que te da pena que vean que soy artista y de las raras que se sienten feministas... POW!! PLUM!!! Sobrevivo! Que prefieres llevar a NY a tu nueva amante porque es más emocionante Y TETONA que yo! PUAJ! PLUM! POW!! CUAS!!!! Sobrevivo.
Que me gustas, pero no tanto para hacer enojar a mi madre... Que me encantaría que te quedaras y llevarte a conocer el mediterráneo en bote, en unos años cuando pueda comprar el bote... Que necesito que le masajees las patas a mi madre, porque si me quieres la quieres... Que mi tren todavía no para en esta estación... Que sigue sin parar y sigue sin parar y sigue sin parar... Que si mis gallinas no pueden andar con cualquier gallo... Que si te quiero un chingo pero no voy a atravesar el trópico de cáncer para verte porque tengo tos... Que si no voy a pelear con mi madre, mi abuela y mis tías por tí... Que si te quiero un chingo, pero ella me da penita y no la voy a hacer sufrir (este argumento extrañamente se repite en mi vida)... Que si al final de cuentas hay quincemil cosas más importantes en el Universo que una mujer... Que sí te amo pero...
POW!! WOW!! ZAZ!!! PUM!!!! SPLAT!!!
Bujuju y todo resuelto...
Tres lagrimones, un pare de lloraderas en la regadera. Echarle la culpa al pendejo que nunca se dejó besar en prepa y me ocasionó traumas de por vida. Echarle la culpa a un posible embarazo no confirmado y jamás sabido... Echarle la culpa a la viudedad de mi alma. Y siempre, siempre, siempre sobrevivo.
Llega un momento en que me fastdia la consciencia de esa supervivencia. ¿De verdad no habrá nada que me haga no sobrevivir? ¿Es necesario tanto dolor? Sí, sí lo es, porque sólo así puedo vivir el placer con tanta magnitud. Una montaña rusa.
Y bueno, hoy voy a sobrevivir. Y estoy emputada de saberlo. Encabronada de darme cuenta que aunque decida o no llorar como quiera va a pasr el tiempo y voy a sobrevivir. Hoy he decidio dejarme llevar sin tomar actitudes maduras. No quiero ser madura. Quiero hacer un berrinche. Quiero llorar y estallar y arañar las paredes del coraje. Pero tampoco lo voy a hacer porque mis uñas no tienen la culpa de nada, y la verdad tampoco me late arruinar la pintura.
Y poco a poco me calmo, salgo de mi estrás, me doy cuenta de que el mundo sigue girando y sólo soy yo la que se conmociona. Paren el mundo me quiero bajar, es un frase que describe lo más profundo de mi alma. De pronto quiero sentir como sienten los demás, vivir como viven los demás, pensar como piensan los demás, y dejar de una vez por todas de ser tan "única y especial," tan "intensa."
Mi reacción es exagerada, como siempre! Por eso tengo capacidad de sobrevivir a mí misma y mis reacciones. Tengo unas ganas de terminar con esta aventurita inecesaria. Sí, hay mucha emoción, muchas cosas divertidas. Pero es tan inecesaria. Es cosa tan superflua, tan vanal en momentos de crisis. Dicen que en los momentos difíciles ves a tus verdaderos amigos, y yo agregaría que encuentras a tus verdaderos amores.
En fin, que por cinco días de puente nadie ha muerto. Que a mí no tiene por qué dolerme que mi... mi nada, porque a final de cuentas no somos nada, se vaya cinco días al carajo o a donde le quede más cómodo. Que yo no tengo por qué sentir ningún tipo de frsutración en absoluto y soy una mujer lo sificientemente grandecita como para retomar su vida tan tranquilamente como cualquier día.
Así pues, que ya estuvo bueno del show de extrañar a dos o tres o cuatro, y mejor en vez de extrañar me pongo a hacer mis cosas que buena falata me hace dedicarme tiempo a mí. Tomaré los tips de un blog perdido que encontré por allí y pasaré unos días de lujo, con dos coletas, sin maquillaje y sin tener que depilarme. Voy a bordar y bordar y bordar hasta que me duelan los dedos y sobre todo voy a actuar como lo que se me ha olvidado en unmes: como una madre Santa, pura y casta, que buena falta me hace ya.
Y me voy a dejar los dramas de lado y me voy a concentrar en aprovechar para desintoxicarme de esta aventurita inecesaria. Sirve que puedo fantasear con la idea de que a su regerso, ya no tendré más ganas de verle. Ya decía yo que tenía razón, no debía gustarme tanto.
Sobreviviré. Claro que sí!

Tuesday, April 28, 2009

Números

Han pasado dos meses y seis días desde la primera propuesta de "volver a tomar fotos." No me he dejado sacar ninguna. Han pasado 26 días desde la primera vez que cogimos. Nos hemos visto 20 de 26 días. Hemos tenido, al menos, 9 encuentros íntimos. Viernes 3, sábado 4, miércoles 8, jueves 9, sábado 11, miércoles 15, sábado 18, jueves 23 y martes 28. Del mes 4. Hemos cogido por lo menos 19 veces y provocado en mí al menos 30 orgasmos. Con un ataque de risa y casi uno de llanto. Dos nalgadas. Varios No's olvidados. Alrededor de 9 condones puestos con la boca.

Nos hemos desvelado juntos en messenger al menos 3 veces a la semana. Han corrido cientos de mensajes de texto. Le he pedido un abrazo. Me he regresado dos veces a dar un beso. He inventado 15 excusas para verlo. He inventado una para no verlo. Me ha dejado tres veces en el trabajo. Me ha recogido dos veces después del trabajo. Me ha llevado un objeto olvidado al trabajo. He perdido dos ligas, un arete, una tapa de un tupper y una calceta de bebé.

Hemos tenido 5 encuentros "furtivos". Hemos estado en 4 cuartos de hotel. Nos hemos bañado juntos al menos 7 veces; 4 regaderas; un jacuzzi. Hemos dormido 5 noches y amanecido uno junto al otro 5 mañanas. Hemos tenido un mañanero. Lo hemos hecho 3 veces en la madrugada.
Me ha regalado dos Milky Way. Un blizzard de pay de queso con fresas. Varios Mc Tríos. Incontables visitas al Carl's. Una cena romántica para tres. Dos idas al cine. Un room service: dos Maruchan.

He escrito 14 entradas. He publicado 12. He llorado tres veces. Me he enojado otras tres. He escondido muchos "te quieros" dentro de un "me encantas". Le he dicho 6 veces "te quiero." Me ha dicho dos veces "te amo."

Y hay muchas, muchas cosas más que no recuerdo...

Pero, ¿quién lleva la cuenta?

Lo que leo...

Hay cosas que leo y me dejan muy movida. Esta es la carata de un viudo, a otro amigo suyo, también viudo. En ella le explica cómo volverse a enamorara no significa dejar de amar a quién se amó primero. Me conmovió muchísimo, porque creo que lo mismo aplica cuando el primer, segundo o tercer amor sigue vivo. Es intensa, tal cual me gustan las cosas.
lunes 20 de abril de 2009

Intimo y personal
Entre tú y yo. Si eres listo, que lo eres, sabrás que eres el destinatario de esta carta. Solo entre tú y yo, nadie más. Acércate, lee con cuidado.Los que olemos estas situaciones de cerca, sabemos qué está sucediendo, que te está pasando y lo que pasa por tu cabeza. Puedes estar tranquilo, nadie más se está dando cuenta y nadie sabrá qué pasa hasta que vosotros queráis hablar. Forma parte de vosotros, de vuestra vida privada, de esa intimidad que siempre quisiste cuidar y tan bien lo has hecho siempre. Pero lo que yo me huelo y sé que hay, es el principio de una nueva ilusión. Y de miedos, como los niños pequeños, cuando se despiertan sobresaltados, llorando, asustados. Y así te sientes ahora, déjate de comerte la cabecita. Porque miles de preguntas y sensaciones pasarán por dentro de ti. Déjame que te ayude: lo que tienes, ni más ni menos es miedo e ilusión.Tienes miedo porque no sabes lo que hay más allá, lo que te espera, lo que vivirás, lo nuevo, lo viejo, el pasado que se mezcla con el presente.Y tienes ilusión por ella, por ti, porque vuelves a sentir, cuando pensaste que jamás lo harías.Tienes miedo porque te despiertas sonriendo un día, y te preguntas la razón de esa sonrisa hasta que a tu mente viene ella y esa ilusión se convierte en Pánico. Así, en mayúsculas.Y tienes ilusión porque aunque te niegues a sentir, a aceptar que quizás vuelvas a enamorarte en el fondo ya está sucediendo y lo sabes. Aunque no lo quieras creer, sabes lo que está sucediendo dentro de ti y que es imparable.Y una lucha interna batallará sin descando en tu interior: quieres estar a su lado pero... no puedes. Quizás porque no sientas ese derecho, porque temas, porque sientas que se te va de las manos... es que, siento decírtelo pero, ya se te está yendo de las manos :).Te voy a dar una buena noticia y una mala.La mala: que tardarás mucho MUCHO tiempo en dejar de ser bipolar entre el miedo y la ilusión.La buena: que la ilusión matará al miedo. Además sin compasión.Y te sentirás culpable cuando caiga ese primer beso. Es más, posiblemente, si cierras los ojos, tu mente, cabrona y zorra como todas las mentes, dibujará la imagen del primer amor. Pero ¿Sabes qué? Cuando los abras y descubras ese nuevo rostro, no solo no te sentirás decepcionado, si no que esa sonrisa se hará más grande, más abierta. Y te sentirás más feliz.Tu mente cabrona te jugará malas pasadas, que se transformarán en palabras idiotas, en confusión de nombres y un día nombrarás, en el peor de los momentos, a esa otra persona que tanto amaste y que tanto echas de menos. Porque no es pecado añorar a quien amaste. Y cuando la nombres, en el peor momento, la peor situación, en esa ocasión te querrás morir del disgusto, salir corriendo, desaparecer, gritar "tierra trágame".Pero tu pareja, que te ama, que lo sé que YA te ama, porque tu historia y la mía no son tan distintas y caminan de la mano, pedirá a la tierra que no te trague que te quiere, que son cosas que pasan. Y reirá y te obligará a sonreir. Sabe y conoce tu pasado y si le hablas y le cuentas tus temores, todo será mucho más fácil.¿Te cuento un secreto? Ari ya no discute cuando le digo "Axel, pásame el arroz". Solo me tira el paquete a la cabeza, simula enfado, con una sonrisa y terminamos con un abrazo y un beso. Somos afortunados en algo: ni ella es celosa ni mi niño lo es. Y eso dará mil puntos a la relación. Aportarán más ellos de lo que podamos hacer nosotros.Un día te sorprenderás al escuchar de tu propia boca un "Te quiero". Y te reirás muchísimo cuando subas al nivel de "Te amo". Más bien os reireis los dos. Tú sorprendido de haber sido capaz de soltar algo así y ella de escucharlo. Pero siempre recordarás ese "Te quiero". Y aunque no te lo creas lo recordarás con más intensidad y claridad que el primero de tu vida. No sé las razones pero es así. Pero quiero que sepas algo, la vida es cruel y agradable. A veces, de un zarpazo te lo quita todo, te quieres morir y piensas que lo más fácil es terminar con todo, de un golpe cerrar los ojos y dejarte caer. Y que la vida siga su curso sin uno mismo. Apearse del tren.Si eres valiente y no abandonas, descubrirás que aquello que parecía imposible se puede cumplir. Seguro que todas las veces que te dijeron "siendo joven reharás tu vida" odiaste al autor de la frase. Normal, a los viudos deberían darles un cartel para llevar en la frente "no me jodas, sé que soy joven pero no me hables de sustituir a mi amor". Lo que dicen por hacer un bien para nosotros es una mierda ¿verdad? No lloramos porque nos quedamos solos y a dos velas. Lloramos por su ausencia.Pues ya ves que al final se cumple. Y ¿a qué sientes vergüenza? ¿y te sientes que no tienes derecho a hacerlo? Mala suerte, tú que eres creyente, pregúntele a tu jefe por qué nos ha hecho tan imperfectos ;) . Cuando pase esa época te dará hasta risa recordar cuando se te ponían las mejillas coloradas al pensar en ella.Y se te seguirán poniendo coloraditas durante mucho tiempo. Es lo malo de estar enamorado, que haces muchas tonterías y aquellas que hacías antes... ¡las repites de nuevo! Y te pones colorado, tartamudeas, dices tontería tras tontería... Después sí, se te va la fase idiotizada aunque sigas enamorado.Te dirán que es imposible amar a dos personas ¡mentira cochina! Hay quien es capaz, quien es incapaz, quien lo ve imposible... también hay quien ve imposible que dos hombres se amen y míranos al morenazo y a mí. Son amores distintos, vale, pero se puede hacer. No se trata de un repuesto.Que nadie te lo diga, no permitas a NADIE que te hable de repuestos. No se trata de eso, se trata de seguir adelante, primero arrastrándose, después levantando la cabecita, por último continuando la vida donde la habías dejado, con otras metas, otras ilusiones. Pero adelante, siempre.Llora siempre que lo necesites. No tiene nada de malo y sé que ella estará a tu lado. Llora y enfádate. Que llores por quien no está no quita que no quieras a quien sí está. Si la echas de menos... ¿Cómo no vas a hacerlo después de tanto tiempo? No permitas que te vengan con el cuento de la alianza. ¿Sabes que me decían a mí? "Quítate la alianza ¿Ari no te dice nada?"Un día le pregunté a Ariel que qué hacía con la alianza, si a él le molestaba. Me dijo que no, que era feliz conmigo y que si yo lo era con él y con la alianza, que no pasaba nada. "Al fin y al cabo es un aro de oro".Dos alianzas pueden convivir juntas. Una en una mano y la otra en la otra. O en la cadena, junto a la virgen de caravaca, o ... donde quieras. Un aro de oro con mucho significado, cada uno tiene una historia. Y una no vale más que la otra. Que también te cansarás de escuchar muchas gilipolleces de ese tipo. No vale más que la otra, solo son distintas, con dos historias y muchos momentos en su interior.¿Sabes qué? No temas a esos primeros momentos. No te avergüences cuando cojas su mano o le acaricies. Hazlo siempre cuando creas que ha llegado el momento, sabrá esperar. No te preocupes. Pero no fuerces la máquina. Todo a su tiempo. Y atiende sus dudas. También las tendrá y sus momentos de miedo. Si eso la derivas a Ari, que tiene un máster :P. Ahora en serio, hagas lo que hagas, hazlo porque sientes que ha llegado el momento, sea cual SEA. Poquito a poco, con calma, con risas, con mucho diálogo. Que ella te ayude a ti y tú le ayudes a ella.Hablad siempre.Sonrío pensando en lo que estás viviendo ahora mismo. Y en ese huracán que guardarás dentro y del que no sabes como salir. Pero tranquilo, ya te digo que pasará. Eso sí, ten paciencia, la cosa va para largo. Y en el primer beso, un 40% se irá a tomar por saco. Después irá todo más lentamente, y más intenso, y daréis paso a otros caminos.Pero eso, poco a poco. Y tendrás que descubrirlo por ti solito.Aquí estoy. Un abrazo.Me alegro mucho, os irá muy bien.
papi Eneko

Monday, April 27, 2009

Intenciones

Me voy a hacer un favor: voy a dejar de mortificarme. Voy a vivir la experiencia y punto. Si alguno de los dos me deja, ni modo y ya.
No puedo vivir ya con tanta angustia en mi cuerpo. Voy a asumir que cualquier cosa puede pasar. Que yo siempre amo más y siento más que los demás. Voy a asumir que este exceso de sentimentalidad, ni si quiera es genuino, es un subproducto de un desbalance químico en mi cerebro. Entonces, voy a gozar mis espejismos, tan reales como lo son para mí.
Me voy a dejar llevar asumiendo tal cual es que yo siempre voy a necesitar más, hostigar más y querer más que las otras personas. Siendo así, puedo tener la tranquilidad de que aunque tenga miedo, es natural que lo tenga.
La angustia que siento es por querer combatir ese miedo tratando de buscar seguridad y confianza en el otro. Por intentar no decir, no acaparara, no saturara. Y como quiera ni logro no ser yo, ni logro tener calma. No está resultando para mi emotividad. No puedo estar dependiendo de buscar "pruebas" de amor a cada minuto. No puedo estarme ofuscando por "qué van a pensar de mí si..." "qué van a decir de ..." Yo no soy una persona nueva en la vida de nadie. De hecho, por eso no me gustan las personas nuevas. Yo sí soy acosadora y sí soy abusadora.
Me voy a hacer un favor todavía más grande: voy a tomar la actitud que debí tomar desde un principio. Quien me quiera que me aguante. Y ya queda. Y si no me aguantan, pues se acaba, y si se acaba, pues ni modo, porque lo bailado, ni quién me lo quite.
Así que, adiós a los miedos, adiós a las angustias y bienvenida mi bipolaridad.

Sunday, April 26, 2009

Mucho miedo

Me cuesta aceptar lo que me pasa. Me cuesta darme cuenta. Y justo cuando empiezo a sentir que hago las paces con la situación, me topo de nuevo con que no soy tan fuerte, tan lista, tan hábil... ni tan fría. No tengo la inteligencia emocional para deslindar mis emociones de una situación a la que no corresponden.
Y es bien difícil explicar como algo que me pone tan feliz, me pone tan triste.
Por momentos, soy tan feliz que no lo creo. Mi alegría sobrepasa las fronteras de mi piel, me desborda. Siento líquido rosa y viscozo que emana de mis poros como dulce pegajosos de cereza. Vivo en un algodón de azúcar. Mi sonrisa le hace competencia al sol primaveral de abril. Ilumino todo a mi paso. La gente se me queda viendo. Habito una ilusión que he creado para mi y a ratitos la comparto.
"De color de rosa veo la vida hermosa."
En este nuevo mundo que habito, yo no soy yo, soy otra. Una que se da permiso a ser la más feliz, sin recato, ni tapujos, solo feliz. En mano ahora hay un bulto que es un nuevo miembro de mi cuerpo, como un anexo a la extremidad superior derecha: el celular. Cada vibración acelera mi respiración y desacompasa mi palpitar. Voy todo el día sonriendo, contenta. No es como si lo fuera, es que ya lo soy, soy la más feliz.
Por momentos luego, lo mismo que me eleva, me deja por el suelo. Siento angustia y depresión todo el tiempo. Miedo al miemdo. Miedo a dejarme de sentir bien. Miedo a sólo ser yo la que lo sienta. Miedo a esto, a lo otro, a aquello. Y justo en el momento en que siento que ya lo tengo dominado, y que puedo dejar de sentir miedo y que todo va a estar bien, sucede alguna otra cosa y vuelvo a sentir miedo.
Ya no sé qué más decir.
Sé que necesito gritar muchas cosas. sé que necesito desahogarme, ventilarme y dejar la energía fluir. Pero tengo miedo de volverme repetitiva. De pisarme la cola. De darle vueltas a lo mismo y solo volverme aburrida.
Miro el celular y el reloj tantas veces al día que me siento tonta. Juro que quiero tirarlo y dejar de depender de ese aparato. Ya no quiero estar esperando un recadito. Tengo ganas genuinas desde el fondo de mi alma, de dejar de desearlo. Siento prisa y ansiedad todo el día por estar en otra parte. Si sé que un día no lo voy a ver quiero que sea ya el día siguiente, o el siguiente o el siguiente. Mi cuerpo parece no poder estarse quieto. Mis piernas se mueven por sí solas. Prefiero estar parada que sentada. Caminando que parada. Es como si tuviera una energía tremenda acumulada en mi cuerpo. Pienso en sexo todo el día. Definitivamente, esto no es decente.
Tengo angustia generalizada. Mi cuerpo y mi psique no están preparados para sentir así, vivir así, querer así. Parece que no puedo dejar de decirlo: me sobrepasa, me desborda, explota mis límites. estoy muy sensible, parece que lloro todo el tiempo. Una persona "inteligente" podría pensar que esto no mehace feliz porque sufro todo el tiempo, pero no. Extrañamente, me exita, me apasiona, me siento feliz y soñadora hasta en clase de biología.
Estoy muy sensible. De verdad que sí lloro todo el tiempo. Me embargan emociones nuevas y viejas. Se revuelven. A veces siento tanto miedo que me paralizo. Amo a dos bandos. Extraño a dos bandos. Me siento doblemente querida. Doblemente abandonada. Doblemente vulnerable. Doblemente necesitada. Ahora soy más suceptible que antes al dolor y me da mucho miedo.
Sé que el miedo se va a ir pasando. Poco a poco. Cuando me acostumbre a sentir tanto. Cuando sienta más confianza. Cuando asimile las cosas, mis circunstancias y mi lugar.
Oigo música y todo me recuerda a algo. Soy una enamorada del amor. Adicta a la sensación. Adicta a ser apreciada, querida, amada. Adicta a escuchar linduras, cursilerías, sentir caricias. Adicta a la admiración y aceptación externa. Adicta a los besos. Adicta al sexo.
Y tal cual los adictos, tomo riegos y tomo desiciones erráticas. No me voy cuando debo. Extiendo mis estancias. Estiro los límites. Y regersa el miedo, El miedo al desgaste, a que se reviente.
No quiero parar. No quiero dejar de sentir, aunque sea tanto que me agobie. Quiero gritar y gritar y gritar todo el tiempo. No puedo permanecer contenida con tanto dentro de mi.
Monterrey, N.L., México entre el 21 y 25 de abril de 2009.